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El guardian

Tras luchar cerca de una hora. Hugh remató a la última araña con la espada de Kyra, que había tomado en algún punto de la batalla, Circe se encontraba en el lado opuesto, sentada sobre uno de los cadáveres de las arañas, exhalando con mucho cansancio.

Circe levantó con dificultad el arco/espada de Sera: a la mitad del combate la había encontrado clavada en uno de los árboles.

“¡Hugh, tengo el arco de Sera… ayúdame a bajarlas…!” -gritó Circe, aun respirando con fuerza.

Hugh se colocó debajo de Sera, Circe disparó algunas flechas para romper las telarañas que retenían a Sera, haciendo que callera desde varios metros de alto, Hugh la atrapó y la dejó en el suelo con cuidado, después bajaron a Kyra.

Tras un tiempo indefinido Sera finalmente abrió los ojos lentamente, adolorida, miró alrededor, rápidamente se levantó agitada, notando los numerosos cadáveres de las arañas.

Circe se acercó “oye, oye… tranquila… ¿estas bien? ...”

“¿Q-qué pasó?” -pregunto Sera, aún muy confundida.

“he…” -dudó Circe- “¿Qué es lo último que recuerdas?” -preguntó.

“… unas arañas me llevaron… me liberé, maté a unas pocas… me envenenaron… ¿Dónde estamos?” -dijo Sera

“bueno, después de un tiempo te encontramos, pero muchas arañas nos atacaron…” -explicó Circe

Sera notó las numerosas heridas de Circe, detrás de ella vio a Hugh.

“¡¿están bien?!” -dijo Sera, exaltada

Circe sonrió levemente.

“si… son solo pequeñas heridas, no te preocupes… con la seda de las arañas podemos hacer vendajes… así reparé tu ropa…” -señaló Circe

Sera ahora, tenía una gran cantidad de seda cubriendo su cuerpo.

“son ligeras, pero muy resistentes, te servirán como armadura…” -dijo Circe.

“o-oye, ¿qué les pasó a tus ojos?” -soltó de repente Sera.

“¿mis ojos?” preguntó Circe, tocándose el rostro.

“sí, tus pupilas se han hecho blancos… ¿No te calló veneno, escuche historias de personas a las que les caía veneno en los ojos y se volvían ciegos…” -explico Sera, alarmada

De pronto, Kyra despertó de un grito, ella intentó levantarse y Circe se apresuró a ayudarla.

“¿estas bien?” -le preguntó Circe

“un poco… me duele la cabeza…” respondió Kyra, colocando su mano en su frente

De pronto observo todos los cadáveres de las arañas.

“¡¿Qué demonios pasó aquí?!” -dijo Kyra

“Las arañas nos atacaron cuando las encontramos…” -explicó Circe

Rápidamente, Kyra buscó alrededor a Sera, al verla se apresuró a abrazarla.

“ha, estas bien, menos mal…” -dijo Kyra.

Tras algunos segundos, ella soltó su abrazó, tomó a Sera de los hombros y le observó el cuerpo.

“¿Qué le paso a tu ropa?” -preguntó ella.

“lo mismo digo” -respondió Sera.

Kyra miró su ropa.

“cuando las arañas la arrastraron, debió romperse sus ropas…” -añadió Circe

Kyra la miró y preguntó alarmada “eh… ¿y tus ojos?”

“no lo sé…” -dijo Circe, con un tono de molestia.

Hugh se acercó e interrumpió la conversación “hay que irnos, ya sé el camino al monolito…”

En silencio, tomaron sus armas y caminaron detrás de Hugh, no notaron como los cadáveres de las arañas se volvían un polvo negro y desaparecían.

Avanzaron por el bosque durante varios minutos, de pronto Hugh se detuvo y se agachó, dio algunos pasos más y se resguardó detrás de un árbol, justo del otro lado se encontraba un gran claro y en el centro estaba el monolito.

“ahí está…” -dijo Hugh, con satisfacción.

Sera lo miró sintiendo escalofríos “¿y que esperamos…?, salgamos de aquí…” -dijo.

“No…”-la detuvo Hugh, “¿ya olvidaste lo que dijo Jean?... hay un guardián…” -continuó.

“pero no hay nada…” -respondió Sera.

“tal vez las arañas eran los guardianes…” -dijo Circe, “tú sabes lo difícil que fue…” -expresó.

Hugh se mantuvo pensativo “… está bien…” -asintió finalmente.

Lentamente caminaron hacia el centro. Justo antes de tocar el monolito los árboles comenzaron a moverse, una creatura empujó los árboles dejándose finalmente ver.

Frente a ellos estaba una gran mantis negra, de pinzas color carmesí y con afiladas púas en su espalda, la creatura se acercó lentamente al monolito sin retirar la vista de los cuatro. Hugh retrocedió lentamente seguido de Sera y Circe, Kyra sacó su espada preparándose para pelear, pero su mirada denotaba dudas. Kyra ahora se encontraba al frente del grupo, de pronto escuchó caer algo, al mirar atrás vio a Hugh arrodillado y en su espalda sobresalían cinco púas.

La gran mantis no se había movido ni un centímetro, pero de alguna forma atacó a Hugh, Kyra le devolvió la mirada al monstruo y como si el tiempo se detuviese, ella observó en cámara lenta como se acercaban las púas del monstruo, por instinto movió su espada para desviarlas con el tiempo exacto desvió tres, pero una se clavó en su hombro izquierdo, atravesándola de lado a lado, Kyra gritó de dolor, miró a la púa en su hombro, levantó su espada y cortó la parte que sobresalía, casi retorciéndose de dolor, pero volvió a su postura de ataque.

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“P-pre… prepárense…” -dijo Kyra, resistiendo el dolor.

“¡¿q-que?!, ¡¿Lucharemos con esa cosa?!” -gritó Sera, claramente aterrada.

“¡¿Crees que nos deje ir?!” -gritó Circe, sarcástica y dudosa, al tiempo que extendía las cadenas de sus espadas.

“s-sepárense…” -dijo Kyra

Sera tensó su arco y caminó hacia la derecha de la mantis, Circe hizo girar una de sus espadas y caminó hacia la izquierda. El monstruo no separó la vista de Kyra, ella cambió su postura para usar su espada a una mano, esta se hizo ligeramente pesada.

La creatura elevó sus pinzas, pero Circe se apresuró lanzando su espada y atando su pinza izquierda, la mantis giró su cabeza hacia Circe y, con un simple movimiento, la hizo perder la compostura, Sera le disparó dos flechas, una rebotó en su coraza y la otra logró clavarse en su cuello, pero sin hacerle ningún daño, Kyra cargó contra la mantis e intentó cortar una de sus patas, pero solo logró hacerle una herida superficial.

La mantis clavó su pinza derecha en el suelo levantando una nube de polvo e intentando matar a Kyra. con su pinza izquierda, jaló la cadena de Circe para después dejar caer su pinza sobre ella. Circe rodó hacia la derecha logrando esquivar el ataque por centímetros, Kyra salió del polvo, con algunos golpes.

Sera cargó una flecha más grande y brillante, soltándola cuando el monstruo se distrajo con Circe, la flecha fallo, pero destruyó por completo varias de las púas de la mantis. Cuando Sera cargaba una segunda flecha, el monstruo se lanzó contra ella, Sera voló por los aires y chocó con un tronco a varios metros detrás de ella, la parte posterior de su cabeza rebotó contra la madera quedando Sera inconsciente.

Kyra recobró la compostura en trance, levantó su espada sobre su cabeza, preparándose para un ataque, apretó con todas sus fuerzas el mango de su espada, el arma reacciono de forma brusca, su hoja brillo de blanco y aumentó su tamaño 100 veces y llegó por encima de las nubes, Kyra dejó caer su espada sobre la creatura.

Kyra se desplomó en el suelo, desmayada, frente a ella, una gigantesca nube de polvo que cubría la mantis y no se escuchaba movimiento. Circe, se levantó y retrajo las cadenas de su espada, como pudo, corrió a socorrer a Kyra.

“¡Kyra!, ¿¡Estas bien!?” -gritó ella.

Tras unos segundos, se levantó Kyra, “¿q-qué pasó?” -pregunto sosteniéndose la cabeza.

“¿¡cómo hiciste eso!?” -preguntó Circe

“¿Qué cosa?” -dijo Kyra, muy confundida- “¡y el monstruo!” -se apresuró alarmada.

“tú lo mataste” -respondió Circe.

“¿y-yo?”-replicó Kyra.

A la distancia Sera recobró el conocimiento, aterrada, cargó una flecha y la disparó hacia la nube de polvo, la flecha terminó de dispersar la tormenta de polvo y dejó ver finalmente a la mantis, pero el monstruo se había dividido en dos mantis, ahora más pequeñas.

Las mantis se figaron en Kyra y Circe, que estaban más cerca, se prepararon para matarlas, ellas, heridas casi no podían moverse, como pudieron evitaron uno, dos y hasta un tercer ataque por pura suerte, pero finalmente las acorralaron. Ambas se resignaron, pero justo antes de que las pinzas de las mantis las tocasen, un fuerte ruido de metal interrumpió.

Kyra abrió los ojos encontrándose con Hugh, que había logrado parar el ataque de las mantis pese a tener las púas atravesándolo, en su mirada, pura determinación, de las púas comenzó a salir un brillo y de repente el cuerpo de Hugh absorbió las púas y regeneró su heridas lo suficiente para regresar al combate.

“¡Sera!, ¡yo los distraigo!” -grito Hugh.

Imperceptiblemente, Sera asintió con la cabeza mientras cargaba una gran flecha brillante. Hugh manejo su Hacha con gran maestría, esquivando, bloqueando y regresando ataques a ambas mantis, poco a poco, Hugh y Sera ganaban terreno, acorralándolas hasta que Kyra y Circe se recompusieron, ambas se centraron en una mantis y Hugh y Sera en la otra.

Durante todo el combate, las mantis lograban esquivar las flechas de Sera, pero cuando una sola flecha le dio a la mantis, sus movimientos se hicieron más lentos y ya no podía responder a todos los ataques de Hugh, finalmente él hizo que el monstruo tuviese a su espaldas a Sera, permitiéndole cargar una flecha poderosa que destruyó por completo la cabeza de la creatura.

Kyra y Circe ya le habían logrado cortar varias patas a la mantis con la que peleaban, haciéndola más lenta y fácil de atacar, como pudo, el monstruo preparó un ataque que acertó en Circe, dejándola incapaz de luchar, Kyra aprovecho la distracción del monstruo para dejar caer todo el peso de su espada y dividiéndola por la mitad.

Finalmente terminaron con el guardián. Con mucha dificultad llegaron frente al monolito, los cuatro se desplomaron en el suelo por el extremo cansancio y las heridas, así se quedaron varios minutos, hasta que Sera dirigió su mirada al monolito.

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