Haruto Maruyama, el magnate hombre de negocios conocido en todo Japón, y no precisamente por sus obras de beneficencia o por sus negocios lícitos. Sino por lo contrario: fabricación ilegal de armas, encargo de "desechos tóxicos", y la fabricación de partes de cometas prohibidas en las Kite Wars. Incursionó precisamente en las Kite Wars para entrar al negocio naciente de los juguetes electrónicos y llevarse una tajada del pastel, pero se retiró cuando Kite Incorporated le insistió en dejar de fabricar partes para cometas que adjuntaran armas. Armas que más adelante le fueron confiscadas en un puerto mercantil con rumbo a países del tercer mundo, además de alianzas con el crimen organizado en cada uno de los países en los que quería "negociar".
Fue gracias a sus abogados que Maruyama no pisó la cárcel, pero tal pareciera que desde las sombras planea muchas cosas más. Algunas inimaginables.
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Kaito no pudo dormir esa noche. Estaba pensando en todas las situaciones en las que se había vuelto involucrado desde ese fin de semana. Unos sujetos de traje que estuvieron a punto de secuestrarlo, un sujeto extraño con pintas de ser todo un delincuente entregándole unos Kite Cores, y ahora con más razón lo estaban buscando.
-¿Qué es lo que está pasando? -se preguntó a sí mismo.
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Mientras tanto, en la oscura noche, tres figuras aparecían en la cuadra donde se encontraba la casa de Kaito.
-¿Aquí es? -preguntó una voz femenina.
-Sí. -respondió otro. -Es la dirección que nos dio Maruyama.
-¿Buscaban algo? -respondió una voz a lo lejos.
Los tres sujetos se voltearon asustados para tratar de buscar aquella misteriosa voz. Al voltear hacia arriba, se dieron cuenta de una extraña figura parada sobre la lámpara que iluminaba la calle.
-Otra vez tú, Justice Kiter. -respondió el líder del trío. -Sabes bien que Maruyama está muy molesto por lo que hiciste.
-Solo hice lo que creí correcto. -respondió el Justice Kiter. -Y ni piensen que le harán daño al hijo de Ichihara.
-¿Ahora te convertiste en el guardaespaldas de Ichihara? -preguntó la bella damisela. -¿Por él le diste la espalda a Maruyama? ¡Sabes bien que no te convenía liberarlo de su celda! ¡Por él perdiste todo lo que alguna vez Maruyama te dio!
-Debo reconocer que Haruto me dio la mano cuando todos me dieron la espalda, pero no pude pasar por alto lo que estaba haciendo con el profesor Ichihara. -respondió el Justice Kiter. -Por eso lo liberé, a pesar de que ahora Haruto esté buscando mi cabeza.
En ese momento, el líder del trío y el Justice Kiter sacaron sus cometas y comenzaron a pelear. El estadio: la ciudad entera.
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Era la hora del descanso, y Kaito seguía pensando en lo que había pasado hasta entonces. La forma tan extraña de haber conseguido su cometa, aquella pelea contra Hayato...
-¡Kaito! –gritó Ai llevando su celular en mano. -¡Tienes que ver esto!
Su voz se escuchaba nerviosa, como si hubiera visto algo impactante. Kaito tomó el celular de Ai y leyó el contenido de este.
-"Misterioso sujeto de negro aterroriza el vecindario". –recitó en voz alta. –"Una lucha de cometas se ha desatado cada noche en lo que parece ser una oleada de delincuencia. Cada noche se han desarrollado peleas de cometas, los vecinos han escuchado choques metálicos que corren en la calle, así como robos a diferentes casas. El equipo de Noticias de la Mañana ha tomado en exclusiva una fotografía del presunto responsable".
Kaito pasó el dedo sobre el celular de Ai y vio ahí una figura totalmente familiar.
-El Justice Kiter... -respondió. –No puede ser...
-Sí. –respondió Ai. –Es probable que ese "Justice Kiter" en realidad sea un delincuente. Y seguramente a alguien le robó esos Kite Cores que tienes en tu poder.
-Si esto sigue pasando, es probable que cancelen el Ultimate Tournament. –dijo Hayato regresando al salón.
-¿Cancelar el Ultimate Tournament? –gritó Kaito aterrorizado. -¿Pero por qué? ¿Qué tiene que ver el Ultimate Tournament en esto?
-Los cometas y los Kiters están empezando a tener mala fama por esto. –respondió Hayato sentándose cerca de los demás chicos. –El presidente de Kite Incorporated habló esta mañana en televisión y dijo que ellos no tenían que ver con este incidente, pero...
-¿Pero? –preguntó Ai algo desconcertada.
Hayato sacó su calculadora de bolsillo y comenzó a hacer operaciones matemáticas cual hacker se tratase.
-Las acciones de Kite Incorporated se han desplomado un 5% después de las declaraciones de su presidente. Normalmente solo se desplomarían un 2% cada vez que da una conferencia de prensa...
-Y así se hace llamar "presidente"... -respondió Ai en voz baja un poco desconfiada.
-¿Es normal que las acciones de una empresa se desplomen cada vez que su presidente habla? –le preguntó Kaito a Ai en voz baja.
-Ni en la China... -dijo Ai.
-Pero si esto sigue así, los patrocinadores abandonarán el Ultimate Tournament. –respondió Hayato apagando su calculadora. –Y todos sabemos que Kite Incorporated no tiene los fondos suficientes para financiar su propio torneo.
-Pero ya llevan 15 años haciendo el mismo torneo... -respondió Ai. ¿Y todavía no tienen los fondos para ello?
-¿Estarán en bancarrota? –preguntó nuevamente Kaito.
-¿Pueden callarse? Me desconcentran. –respondió Hayato. –Eso, y aunado al hecho de que criminalizarán a los cometas y no a los que las usan para fines malignos, significará una baja en las ventas. Todos sabemos que quienes compran en realidad son los padres y no los niños. El acabose de la compañía.
-Eso suena terrible... -respondió Kaito algo sorprendido.
-No, no tanto. –le contestó Ai. –No creo que lleguen a tanto. El punto principal es que Kaito conoce a ese sujeto.
-¿Eso es verdad? –preguntó Hayato.
-Sí. –le dijo Kaito, sacando el control de su mochila, abriendo el compartimiento y sacando uno de los Kite Cores del mismo. –Esto fue lo que me entregó.
Hayato los analizó con cautela y lanzó un suspiro antes de poder recuperarse y decir:
-"Maruyama Electronics". Hace años que Maruyama dejó de formar parte de estas peleas.
-Lo mismo me dijo el vendedor de la Kite Shop. –respondió Kaito. –Pero también me dijo que se ven como de reciente fabricación. Esto es tan extraño. ¿Por qué me las dio a mí?
-Tal vez fuiste el primer incauto que vio, y quiso ocultar la evidencia de su robo. –le reprendió Ai. –Yo que tú entregaba eso a la policía.
-No... -le dijo Kaito. –Y estoy seguro de que si me las dio fue por una razón. ¿Pero cuál?
-Yo ya te dije una. –habló nuevamente Ai. –Pero si quieres creer en otra cosa, allá tú.
-Es que hay otra cosa que no les dije... -recitó nuevamente Kaito, recordando aquella frase que el Justice Kiter usaba como su bandera de guerra. –"Los cometas no fueron hechos para causar daño. Fueron hechos para dar esperanzas a varias generaciones de niños". En realidad, se estaba enfrentando a tres sujetos que querían hacerle daño a un vagabundo.
-Ahora estoy más confundida. –dijo Ai.
-¡Me niego a creer que ese sujeto es un delincuente! –gritó Kaito. -¡Él nos salvó la vida, a mí y al señor vagabundo!
Kaito corrió hacia la ventana, mirando fijamente hacia el horizonte. Ai intentó tomarlo del hombro, pero Kaito puso su mano para evitar dicha acción.
-Sabes que no me gusta verte así. –respondió Ai. –Y sabes que he estado junto a ti desde que tu padre desapareció, pero toda esta situación es tan rara.
-Tal vez tengas razón. –respondió Kaito, su habla se escuchaba muy entrecortada, como si estuviera a punto de llorar. –Tal vez lo mejor sería llevar esos Kite Cores de nuevo al Kite Shop y ver qué recomienda el vendedor.
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Más tarde ese mismo día, los chicos se dirigieron hacia la Kite Shop de la localidad. Al llegar notaron un camión de carga bajando una enorme computadora. Al mismo tiempo veían al encargado de la tienda colocando unos afiches en la ventana del local.
-"¿Eres lo suficientemente bueno para pilotar cometas? Entonces participa en el 16avo. Ultimate Tournament" –recitó Ai. –"Pide más informes en el Kite Shop de tu preferencia".
-Señor vendedor. ¿qué es esa máquina que está llegando? –preguntó Hayato acercándose al encargado del local.
-¡Ah, eso! –gritó efusivamente. –Es un lector de Kite Cores. Permite saber si tus Kite Cores están en buen estado o si necesitan un reemplazo. Últimamente han salido algo fallados y esta máquina nos ha salvado de muchas.
-¿Y qué puede contener un Kite Core? –preguntó Ai.
-Muchas cosas. –respondió el vendedor, mientras bajaba de una pequeña escalera para atender a los chicos. –Contiene la información del Kiter, el fabricante del Kite Core, así como cualquier identificación que el usuario requiera. Verán, un Kite Core normalmente viene en blanco, y una vez que es insertado en un cometa, se graba la información en la misma. Si regalas o vendes tus Kite Cores a otra persona, estos seguirán manteniendo tu información.
-¿Eso quiere decir que podemos leer lo que tienen estos Kite Cores? –preguntó Kaito sacando los Cores de su mochila y enseñándoselos al encargado. -¿Se acuerda que le dije que estos me los entregó ese Justice Kiter? Quisiera saber si fue algo que me entregó o si fue algo robado.
-En teoría sí. –contestó el vendedor, colocándose detrás de la barra para atender a sus clientes. –Pero hoy no, apenas lo están instalando y en la noche lo darán de alta en Kite Incorporated.
-Ya veo. –dijo Kaito cabizbajo mientras guardaba los Cores en su mochila de nuevo.
-¿Pero por qué tan triste, Kaito? –preguntó el vendedor. –Normalmente te veo más alegre y lleno de energía. Es más, ni preguntaste sobre las bases para entrar al Ultimate Tournament.
-Es sobre ese tal Justice Kiter. –le respondió Kaito. -¿Quién es? ¿Qué busca? Si realmente es un delincuente o qué es lo que hace. Pero tiene razón, es mejor pensar en el Ultimate Tournament que en esas cosas.
Todos los presentes vieron cómo el semblante de Kaito recuperaba su efusividad de siempre. Era como si volviera a ser el mismo de antes.
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-¡Así me gusta! –gritó el vendedor con tal efusividad, que su grito podía escucharse hasta afuera del local. Inclusive hizo un gesto en el cual alzaba el puño y luego lo bajaba con rapidez, aunque sosteniéndolo en el aire. Y mirando a Ai y a Hayato, siguió hablando. -¡Y esta es la oportunidad para que ustedes también participen!
-¿Nosotros? –preguntó Ai. –Pero no estoy muy interesada en el Ultimate Tournament.
-Pues deberías. –respondió el vendedor. –Porque esta vez los requisitos para entrar al Ultimate Tournament son muy diferentes. Para los equipos japoneses se les pide participar en una preliminar Gunslinger.
-¿Gunslinger? –preguntó Kaito. –¿Y qué significa eso?
-Significa que los participantes pueden retarse en cualquier momento y en cualquier lugar. –respondió Hayato, como si la respuesta hubiese salido en automático. -Los primeros en llegar a una determinada cantidad de victorias serán los que entren al Ultimate Tournament. Pero no entiendo esa parte de "equipos".
-Esa es la parte interesante. –respondió el vendedor. –Los participantes deberán formar equipos de 3 personas para inscribirse como equipo, y cada equipo deberá juntar al menos 15 victorias. Mientras más rápido lo logren, será más fácil que entren al Ultimate Tournament.
-¿Y qué estamos esperando? –preguntó Kaito. -¡A registrarnos!
-¿Eh? –gritaron tanto Hayato como Ai.
Ninguno de ellos tenía experiencia pilotando cometas, y a decir verdad, tampoco Kaito la tenía. Los tres se estaban aventando a algo que quizás jamás llegarían. Pero la mirada de Kaito, tan radiante y llena de vida, hizo que Hayato lo viera como si fuera una especie de ser superior, algo a lo que debía alcanzar. Esa mirada, que jamás había visto en alguien, le hizo mencionar una sola palabra.
-Sol.
-¿Qué dijiste? –preguntó Kaito, en su mundo y sin haberse percatado del trance en el que se encontraba Hayato.
-Ese sol en tu mirada. –le dijo Hayato, como si, en ese trance, la iluminación le hubiera llegado de golpe, atónito, como si en su interior apenas pudiera hablar. –Eso es. Podríamos ser los "Sun Kiters". Tú puede ser ese sol que nos guía.
-¿Estás loco, Hayato? –preguntó Ai aterrada. -¡Apenas conseguiste tu cometa hace unos días! ¡Y yo debo regresar a mis prácticas de gimnasia rítmica! ¡No vamos a tener tiempo ni para practicar! ¡Mucho menos para llegar al Ultimate Tournament!
-Jamás lo sabremos si no lo intentamos. –dijo Kaito. –Y no sabemos si podrá ser nuestra última oportunidad de participar. Si el destino nos unió por algo, ha sido por los cometas. Por eso debemos participar.
Y fue así como los tres se registraron para participar en las preliminares del Ultimate Tournament. Su reto ahora sería conseguir esas 15 victorias que necesitaban para calificar. Y el reto era complicado, puesto que su poca experiencia no les permitiría poder participar, o al menos eso pensaba Ai.
La noche estaba a punto de llegar, y Hayato había propuesto que esa noche los tres durmieran en su casa. Se notaba bastante animado, como si haber hecho las paces con Kaito hubiera sido el comienzo de algo nuevo para él. Pero Ai no podía. Esa noche debía ir a sus prácticas de gimnasia. Lamentaba tener que perderse una reunión así, pero sus actividades iban primero.
-Ya estoy en casa, mamá. –dijo Hayato al entrar a su casa junto a Kaito.
-Mucho gusto. –respondió Kaito algo nervioso.
-Así que tú eres Kaito... -respondió la señora que los recibió. -Pasa, la cena está servida. Hayato me ha contado mucho sobre ti.
-Pero... apenas nos conocemos desde hace dos días... -respondió Kaito bastante intrigado.
-¿De verdad? -preguntó aquella señora. -Juraría que serían más días.
-Bueno, deja que los niños entren y pasen a comer. -respondió el señor que estaba en el sofá.
Los chicos se reunieron en la mesa, al igual que los padres de Hayato. La cena se desarrolló sin grandes detalles. A pesar de la normal efusividad de Kaito, cuando se le preguntó sobre sus padres prefirió mantenerse callado.
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-Jamás pensé que mis padres te aceptaran tan fácilmente. -dijo Hayato. -¿Sabes? Desde aquel día no he dejado de hablar de ti.
-Se nota... -dijo Kaito algo apenado. -¿De verdad soy alguien importante para ti?
La noche ya había caído en la ciudad, y tanto Kaito como Hayato se habían quedado a dormir en la habitación de este último. Por lo que, antes de dormir, habían decidido tener una ligera charla. Hayato se sonrojó, a pesar de que bajo la oscuridad Kaito no lo notaba. Tal vez era tanto su fervor hacia Kaito que hasta el mismo Kaito lo había notado.
-Nunca antes alguien me había tendido la mano de esa forma. Ahora entiendo por qué Ai no se despega de ti a pesar de que nunca haces los deberes.
-¿Tú también vas a joder con eso? -Kaito estaba muy molesto con aquella expresión. -Estoy haciendo mis deberes, aunque Ai no lo note.
Hayato trató de contenerse la risa un instante.
-Es más fácil de lo que parece. Pero tengo una pregunta. -le siguió hablando Hayato. -¿Por qué nunca hablas de tu padre?
-No me gusta hablar mucho de él. -le respondió. -Y menos después de que desapareció.
-¿Pero por qué? ¿Qué hacía?
-No le digas a nadie lo que te diré. -respondió Kaito muy apenado. -Nadie lo sabe, excepto Ai y ahora tú. Mi padre... -volvió a tomar aire. -Mi padre era uno de los desarrolladores pioneros del sistema de cometas.
-¿Y eso es de avergonz...? ¡¿Qué?! -gritó Hayato con tanta fuerza que el vecindario entero lo podía escuchar. -¡¿Es uno de los investigadores de Kite Incorporated?!
-Mi mamá dice que su pasión por los cometas lo volvió loco, a tal grado de irse. -le siguió hablando Kaito. -Pero él no era así, yo lo recuerdo, y siempre había sido apasionado de los cometas, eran su vida.
-Literalmente. -le secundó Hayato. -Pero ¿cómo desapareció?
-No lo sé. -dijo Hayato. -Era un día normal. Cuando vimos que llegaba tarde, mi mamá trató de localizarlo por el celular y jamás contestó. En Kite Incorporated nos dijeron que simplemente se retiró después de trabajar, pero nadie tiene un registro de que se hubiera ido, hasta su auto sigue ahí.
-¿Podrían haberlo secuestrado? -preguntó Hayato. -Pero sería imposible, habrían pedido algún rescate.
-Todas las noches me pregunto si sigue vivo. -Kaito habló en voz baja, un poco entrecortado y acomodándose para dormir.
Ya era medianoche, y en la casa de Hayato todos se encontraban durmiendo. Todos, excepto un trío que ingresaba no con sigilo a aquella casa. Como siempre, aquella mujer, aquel sujeto, y el otro que normalmente jamás hablaba. Al ingresar a la sala, fue fácil reconocer que se encontraban ahí cuando comenzaron a tirar las cosas de los cajones.
-¿A quién le habrá dado esos Kite Cores? -gritó aquella mujer.
-¡No lo sé, pero me molesta cada vez que ese Justice Kiter viene y nos da una paliza!
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-¿Escuchaste algo? -preguntó Hayato al despertar por tanto ruido.
-Creo que proviene de abajo. -le dijo Kaito.
-¿Y si es ese Justice Kiter intentando robar algo? -lanzó Hayato algo asustado.
-El Justice Kiter no es ningún ladrón. -respondió molesto Kaito. -Si quieres podemos ver.
-¿Y si nos hacen daño?
-Entonces sacaremos nuestros cometas.
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-¿Qué están haciendo ahí? -preguntó Kaito mientras bajaba la escalera.
-¡Rayos, nos descubrieron! -gritó el líder del grupo. -¡Maruyama Trio, retirada!
-¡Ah! -gritó Hayato al encender la luz de la sala y ver el desastre que habían provocado. -¡Ladrones!
-¡Ah! -gritó la chica del grupo. -¡Ese niño de nuevo!
-¡Y miren, el traidor al que le regalamos el cometa y no hizo lo que le pedimos! -gritó el líder del grupo.
Hayato comenzó a sentirse un poco incómodo después de lo que había dicho el trío de malhechores, pero Kaito comenzó a responderles.
-¿Qué es lo que están buscando?
-Los Kite Cores que el Justice Kiter te regaló. -respondió el líder. -¡Ese maldito nos robó ese objeto tan valioso!
-Entonces el Justice Kiter sí es un ladrón... -dijo Kaito en voz baja.
-Exacto. -dijo la chica. -Solo estábamos buscando lo que nos pertenece.
-Y ese Justice Kiter en realidad es un peligroso ladrón fantasma.
Kaito, muy confundido ante las palabras de aquellos sujetos, tomó tanto el control como su cometa y le quitó sus Kite Cores.
-Si con esto no los volveremos a ver, entonces se los daré.
Kaito tomó los Kite Cores y trató de extender su brazo para entregárselo al líder de los Maruyama Trio, pero sus dudas se acrecentaban más y más conforme pasaba el tiempo.
-¡Dámelas! -gritó el líder.
-¡No lo hagas! -rugió otra voz, proveniente de la entrada de la casa.
-¡Maldito Justice Kiter! -gritó aquella chica que los acompañaba.
-¿Ese es el Justice Kiter? -preguntó Hayato al ver aquella figura oscura. Era la primera vez que lo veía, pero por alguna razón sentía que le era demasiado familiar.
-¡No les entregues esos Kite Cores! -gritó de nuevo el Justice Kiter. -¡Son un regalo que tu padre te hizo!
-¿Mi padre? -gritó Kaito al escuchar las palabras de aquel justiciero. -¿Mi padre está vivo?
-Así es. -le respondió el Justice Kiter. -Está oculto en algún lugar de la ciudad, y esos sujetos lo están buscando para volverlo a encerrar.
-¿Encerrar? -gritó Hayato.
-¡Así es! -dijo el líder del trío. -¡Nuestro jefe estaría feliz si ese estúpido... -dijo señalando al Justice Kiter. -no lo hubiera liberado!
-Bueno, somos tres y ustedes tres. -respondió el justiciero oscuro mostrando el control de su cometa. -¿No sería divertido si les ganáramos en su juego?
-¿Yo también? -preguntó Hayato asustado al ver ese escenario. -Pero yo...
-No veo a otro Kiter más aparte de Kaito. -dijo aquella figura oscura. -Además irrumpieron sin avisar en tu casa.
Saliendo a la calle, los seis comenzaron a pelear con sus cometas. Kaito se enfrentó al líder, Hayato contra la chica, y el Justice Kiter contra el que nunca hablaba y solo llevaba una bolsa enorme en su espalda.
Kaito comenzó asestando el primer golpe contra el cometa de su oponente, pero este se recuperó con su estabilizador de nivel.
-¿No vas a usar esos aditamentos prohibidos? -preguntó irónicamente el Justice Kiter mientras peleaba contra aquel "sin voz", mientras aquella imitación de mudo solo lanzó un gesto de molestia.
Por otro lado, Hayato se veía nervioso, y por cada intento de asestar un golpe hacia el cometa de su contrincante, ella parecía ser más habilidosa.
-¡Vamos! -gritó aquella mujer. -¡Hasta mi madre pilota un cometa mejor que tú!
-¡Hayato! -rugió el justiciero. -¡Tienes que concentrarte! ¡Mira los puntos flacos de tu contrincante y dale duro!
Mientras Kaito y Hayato parecían tener problemas con sus oponentes, al Justice Kiter se le ocurrió una idea extraña: miró el enorme costal que llevaba su enemigo, y con su cometa rasgó dicho costal, haciendo que el peso de su contenido venciera ese pequeño raspón, haciendo que todo el contenido se saliera por completo. Joyas, dinero, oro, antigüedades... Todo caía al suelo.
-¡Maldición! -gritaron los otros dos sujetos.
Kaito y Hayato aprovecharon el momento para darles el golpe mortal. Arriba y abajo, ambos cometas se movían con rapidez, hasta que finalmente los cometas de sus enemigos se despedazaron en el aire producto de los golpes recibidos.
-¡Maldición! ¡Nuestro dinero y nuestra reputación! -gritó el líder del trío. -¡Maruyama Trio, retirada!
Los tres sujetos se fueron rápidamente, y en ese momento los controles tanto de Kaito como de Hayato comenzaron a sonar.
-¡Mira, Kaito! -gritó Hayato al ver la pantalla de su cometa. -¡Tenemos dos victorias!
-¡No pensé que eso fuera tan rápido! -dijo Kaito. -Muchas gracias por la ayuda, Justice Ki...
Kaito había volteado para darle las gracias a su salvador, pero este ya se había marchado, como lo había hecho anteriormente.
-Esos Kite Cores me los regaló mi padre... -se dijo a sí mismo en voz alta. -¿Es eso posible?
-Es todo tan raro. -contestó Hayato. -¿Por qué se ofreció a ayudarnos?
-No lo sé. -dijo Kaito. -Tal vez los Kite Cores tengan la respuesta.
-¿Con la máquina que llegó a la tienda?
-Es probable. ¿Pero qué pasará con todo lo que se robaron esos sujetos?
-Tal vez mañana la gente que fue robada venga a recuperar sus cosas.
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-¡Espera, Kaito! -gritaba Hayato tratando de seguirle el paso.
-¡Llegamos!
Kaito y Hayato habían decidido salir temprano de casa para poder llegar a las primeras horas a la Kite Shop.
-¡Oh, Kaito! ¡Y también su amigo! -respondió el vendedor. -¿Qué hacen por aquí? ¿No deberían ir a la escuela?
-¡Necesito que me prestes el lector de Kite Cores! -suplicó Kaito.
-E-Está bien. -respondió el vendedor algo intrigado, guiando a Kaito hacia la computadora del local. -Solo inserta uno de los Kite Cores en este lector y podrás ver la información.
Kaito tomó uno de los Cores y lo metió al lector. En la computadora se comenzaron a desplegar todos los datos que lo vinculaban con el cometa y con su dueño. Pero lo que le llamó la atención fue un archivo de texto adjunto. Kaito lo abrió y lo que encontró fue perturbador. Era una carta, una carta dirigida a él. Inclusive el nombre del archivo decía: "Para Kaito":
> Querido Kaito:
>
> Extraño verte a ti y a tu madre. Y quiero que sepas que me encuentro bien. Un amigo logró rescatarme de aquel cautiverio donde me encontraba. ¿Por qué no he ido a verte? No quiero involucrarte ni a ti ni a tu madre en esto. Estate seguro de que en el momento preciso volveré para que podamos ser la misma familia de antes. Solo quiero que sepas que no importa si no puedo verte, siempre estaré allí para apoyarte.
>
> Te quiere, Kenta.
La carta venía firmada y escrita a puño y letra de él. Todo era verdad, su padre estaba vivo y ocultándose de sus captores como si fuera un criminal. ¿Pero por qué lo querían a él? Ciertamente Kaito no entendía lo que pasaba.
-Kaito... -le dijo Hayato poniendo su mano en su hombro. -Tenemos que irnos, ya es tarde.
-Adelántate... -respondió Kaito sin siquiera mirar a su amigo, no despegaba la vista ni de la computadora ni del lector de Kite Cores.
El vendedor se había ido a la parte trasera de la tienda, por lo que Kaito se había quedado solo, ahí donde nadie podía ver su confusión y dolor.
Aquel vagabundo con cartas en mano en su puesto ambulante había visto a Hayato salir corriendo para tratar de no llegar tarde a clases.
-Esta juventud no se detiene. -dijo mientras barajaba sus cartas y las repartía sobre aquella caja que improvisaba como su mesa.
-Su hijo está llorando, doctor. -le comentó una figura que se escondía en la oscuridad de uno de los callejones aledaños. -Quiere verlo cuanto antes.
-No puedo hacerlo, Ryuusei. -habló el adivino. -No mientras Maruyama siga buscándome. No quiero que mi familia se vea involucrada en sus planes.
-Se lo digo por experiencia. -respondió aquel hombre que se escondía en las sombras. -Si no lo hace pronto, jamás lo logrará.
-La única diferencia es que te tiene a ti, a su familia y a sus amigos. -respondió de nuevo el adivino. -No dejes que le pase nada malo, no hasta que vuelva a verlo.
-Solo quiero decirle una cosa. Maruyama no se detendrá. Él no es de los que bajan la guardia, por eso debemos estar un paso delante de él, por eso debe ir a ver a su hijo.
-Paciencia. -le respondió de nuevo. -Si pude soportar todos esos meses en ese cautiverio, puedo soportar un poco más. Además, quiero que él esté preparado cuando le toque pelear. La policía no hará nada, está atada de manos, por eso si hay que enfrentar a Maruyama será en el juego que tanto odia.
-¿Qué busca con todo esto?
-Demostrarte que las Kite Wars deben llevar esperanzas a los niños, y no quitárselas como lo hicieron contigo.
-Eso ya lo sé. Cada vez que veo a su hijo pelear lo puedo ver en su mirada.
Fue entonces que un largo silencio se apoderó de la calle.
-Deberías volver al trabajo. -dijo el vagabundo.
-Cuando decida hablar con su hijo, ya sabe dónde encontrarme. -le respondió de nuevo aquella figura, esta vez desvaneciéndose entre las sombras.