Juan se despertó al día siguiente, se sentía renovado y mucho más despejado mentalmente, se levantó y por primera vez miro por la ventana, esta vez no a su reflejo, sino que observó.
Estaba en un piso bastante alto, tal vez 25 o incluso 30, podía ver la gran franja de parque que había frente al hotel, era el mismo parque que vio el día anterior desde la oficina de ese arbusto. “huuug... creo que dijo algo así como que él se encargaría de mi caso, ¿no?, debería aprenderme su nombre.”
Pero esta vez, mirando desde arriba, se dio cuenta de que los edificios que había podido ver entre los árboles no estaban al otro lado del parque, sino dentro de él.
Es más, al mirar con más cuidado, vio que algunos de los árboles, que en muchos casos se elevaban lo suficiente como para que él, desde su posición elevada, tuviera que agacharse para que el techo de su habitación no tapara la copa, estaban iluminados desde adentro. En ese árbol gigante había ventanas, puentes, balcones y lo que paresia un pequeño mercado, incluso creyó ver algunos letreros de neón.
Cientos de seres recorrían el árbol de todas las maneras imaginables, había escaleras tradicionales que rodeaban el árbol, un ascensor de cristal que atravesaba ramas y el follaje, tal vez propulsado con magia, ya que la plataforma paresia moverse por sí sola, cientos de personas y vehículos volaban hacia y desde una plataforma marcada con un patrón de hojas doradas. Mientras que algunos caminaban por los laterales del árbol como si la gravedad no existiera, otras parecían rapelear para bajar más rápido, incluso había algunos que se dirigían a un círculo con algunos símbolos en el piso y simplemente desaparecían en un destello de luz.
Era una ciudad completa que había cobrado vida, incluso bajo la luz rasante y azulada del amanecer....
“Espera, ¿amanecer?”
Juan miró extrañado al cielo, notó que no había ui uno ni dos soles, sino 3. El rojo estaba cerca del medio día, el amarillo a media mañana y el azul blanquecino apenas saliendo de detrás de las montañas, lo que iluminaba todo con esa luz rasante.
Antes de que pudiera procesar esto, un bloque de cristal que estaba en su velador empezó a sonar, vibrar, y brillar en todos los colores del arcoíris, tardo unos segundos en reconocerlo como un teléfono y dirigirse a contestarlo, cuando lo tomo noto que también se calentaba y enfriaba al ritmo del sonido.
Se puso el bloque, más liviano de lo que esperaba, al oído y contesto.
“Aló”
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-“amkricta tuc matirra, ictru cactarsumalatra, cacturra mila nacta carru mila mactru?”-
“...qué?”
-“katruksa mitei na rtilac catu, cacturra mila nacta carru mila mactru?”-
“Ammmm creo que ...”
En ese momento Juan recordó que se había quitado el collar para dormir la noche anterior, lo encontró entre las sabanas después de desarmar la cama y se lo puso
“¿Alo?, creo que ahora si podre entenderlo”
-"Buenos días señor Juan, como le decía, su tutor asignado lo está esperando en recepción, ¿usted bajara o prefiere que él suba hablar?"-
"aaa, no no, heeee bajo enseguida."
Juan puso el bloque de vuelta en el velador, tomo su ropa y fue corriendo al baño, no tuvo problemas para encontrar la cadena, ya que se tiró sola, una vez que se paró, pero al intentar lavarse las manos noto que había 6 llaves con marcadores de distintos colores, asumiendo que el agua caliente era la roja la abrió...
No paso nada.
Reviso por todas partes hasta que encontró una especie de cajón que, al abrirse, quedaba como una bandeja sobre el lavamanos y tenía una estilizada palanca.
Al moverla, un líquido rojo brillante empezó a salir en un hilo del verde inferior de la bandeja, tenía un aroma frutal y picante muy fuerte y una parte de él pareció evaporarse en una nube rosa.
Juan ya se sentía ahogado solo con el olor y sentía que ese vapor se impregnaba en su piel, así que cerro rápidamente la palanca y eligió otra de las 6 llaves,
"ok si la roja era para un líquido rojo, ¿tal vez el azul sea para el agua?", pensó, cerrando la llave roja y abriendo la azul.
Luego de mover la palanca, un espeso líquido azul oscuro empezó salir, al tocarlo, paresia un jabón líquido, pero muy denso, Juan tuvo una extraña sensación en el dedo que unto en la sustancia, primero como de un imán repeliendo levemente a otro luego una extraña fatiga, como si su dedo hubiera comido demasiado.... sí, era raro.
Repitió el proceso, esta vez con la llave transparente, y finalmente salió agua cristalina como si fuera una cascada del borde del cajón.
Con una corazonada empezó a tirar suavemente del mueble y encontró otro cajón que parecía contener repuestos y artículos de limpieza. Entre ellos había unas pastillas con una etiqueta escrita en lo que parecian runas y gracias a su collar pudo interpretar como "jabón para humanoide lampiño concentrado"
Sin perder más tiempo desenvolvió la pastilla y lo uso como jabón de manos, podía notar en su piel que era más fuerte que un jabón normal, pero no le importo mucho.
Rápidamente se vistió. Y al salir del baño noto que pegado a la puerta había un instructivo para usar el lavamanos, pero estando apurado no pudo hacer más que reprenderse a sí mismo mientras buscaba la llave o tarjeta de acceso o cualquier cosa que le permitiera volver a entrar al cuarto.
Probablemente, se lo habían explicado ayer, pero él no estaba en condiciones de escuchar.
Encontró algunos papeles de aspecto legal y algunas tarjetas en él, entre ellas la tarjeta de presentación del arbusto.
"Sisco Moriel, trabajador social, diplomado en tutoría para reencarnados"
Ya con un nombre, para evitar la incomodidad de volver a preguntar el nombre y la tarjeta de acceso con el número de la habitación en ella para poder regresar. Salió por una puerta bastante normal y se dirigió al ascensor, pero cuando noto que junto a él, había también lo que solo podía llamar el tubo de bomberos más largo del mundo...
"Bueno, sollo se vive una vez, ¿no?"
Se aferró al tubo y bajó.