Nova escala poco a poco por el túnel, colocando sus dedos en los agujeros entre las paredes metálicas y soltando un gruñido de dolor cada vez que intenta agarrarse.
Nova: Esto no puede ser peor.
Mientras ella intenta escalar con las pocas fuerzas que le quedan, más arriba filas y filas de soldados corren para cargar las armas, aunque son acribillados por los misiles que quedan en las instalaciones de Celestum Systems.
La mujer se detiene justo encima de la rejilla por la que Nova intenta salir.
Nova: ¿Quién tapa la luz? Ya no puedo ver nada.
Se escuchan pasos rápidos, movimientos repetitivos y la voz de la mujer que grita constantemente a sus soldados, ordenándoles apuntar hacia algún punto de Celestum Systems. Uno de los soldados se acerca a la mujer, con voz estresada y tartamudeante.
Soldado #400: Mi señora Freya, ya no nos quedan municiones, y las pocas reservas de energía se están agotando.
Mientras Freya piensa, la situación de Nova empeora poco a poco, con suciedad cayéndole en los ojos.
Nova: ¿Qué están diciendo? ¿¡Esa tal Freya no puede tener los zapatos más limpios!?
Freya parece escuchar la molestia de Nova, pero no le da importancia. Contesta a sus soldados con tono autoritario.
Freya: Disparen la última munición que hayan cargado. Los demás, preparen la última reserva de energía en los motores para retirarnos de aquí.
Con un "sí, señora" al unísono, los soldados siguen sus órdenes, mientras Freya se aleja de la rejilla. Nova aprovecha para golpearla, llamando así la atención de Freya, quien se posiciona junto a la rejilla.
Freya: ¿Qué tenemos aquí?
Freya abre la rendija y se topa con Nova, quien sonríe e intenta escapar, pero Freya la captura por el brazo y la alza en el aire.
Freya: Entonces nos encontramos de nuevo.
Nova se mueve frenéticamente, tratando de liberarse.
Nova: Qué suerte encontrarse con la gran señora Freya. ¿En qué puedo ayudarle?
Freya la mira con desdén mientras se enciende un cigarro y le sopla todo el humo en la cara.
Freya: Esa amabilidad guárdatela para donde saliste.
Freya se ríe, mientras Nova solo puede mirarla a los ojos con cierto miedo.
Nova: Por favor, no me haga lo mismo que a los otros. No quiero convertirme en una batería para su nave ciudad.
Freya exhala más humo en su rostro y observa cómo el brazalete de Nova está roto y casi cayéndose de su muñeca.
Freya: No haré eso. Estás muy flaca y no servirías ni para movernos tres metros.
Freya se ríe de Nova, quien solo puede fruncir un poco el ceño y luego suspirar.
Nova: Entonces, ¿qué harás conmigo? Si soy solo peso muerto para ti.
Freya arroja el cigarro al suelo, lo pisa y, con una sonrisa, responde:
Freya: ¿Qué tal si te lanzamos al desierto donde cayó ese asteroide hace décadas? ¿Qué te parece?
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Nova abre los ojos de par en par y dice algo frenéticamente, mientras un soldado se acerca a ellas.
Soldado #200: Señora Freya, se nos acabó la munición. ¿Empezamos la retirada?
Freya rueda los ojos, asiente y responde con tono malhumorado.
Freya: Antes de refugiarnos, visitaremos el Yermo de las Geodas, por petición de nuestra amiga.
El soldado asiente y se aleja corriendo, dejándolas solas de nuevo.
Nova: Señora Freya, le ruego que no me lleve al Yermo. Ese lugar está repleto de piratas de las arenas y de gusanos supermutados. ¡Podría morir de cualquier cosa!
Freya ríe ante las súplicas de Nova mientras la ciudad flotante se aleja de Celestial Co. y se dirige poco a poco al Yermo de las Geodas.
Nova solo puede pensar en cómo perdió su trabajo y ahora va a morir al dar un paso en ese Yermo, sin esperanza de volver a su vida horrible pero segura.
(Después de unas largas cuatro horas) Nova está atada en una silla en la oficina de Freya, quien observa desde su pantalla holográfica cómo trabajan sus soldados.
Freya: Ya casi llegamos. Planeo quedarme un rato para ver cómo corres de esos Cristálidos con tus piernitas pequeñas.
Freya no para de reírse, mientras Nova murmura bajo la mordaza con su nombre que le cubre la boca. Al caer la mordaza de su boca, Nova dice, irritada:
Nova: ¿Por qué no me matas con esa arma tuya? Sería mejor que poner un pie en ese Yermo maldito.
Freya la mira con una ceja levantada y responde con voz petulante.
Freya: Porque ni tu cuerpo vale la pena. Solo serías peso muerto para esta ciudad.
Ofendida, Nova responde con tono aburrido:
Nova: Qué suerte, me empujaste de una solución rápida a ser comida para Cristálidos.
La ciudad flotante se detiene de golpe, y una voz sale de los comunicadores de la mesa de Freya:
Soldado: Ya llegamos, señora Freya.
Freya: Genial, ya voy al frente. Desciendan un poco para lanzar el peso muerto.
Freya cuelga y camina hacia Nova.
Freya: Ya llegamos, Nova, a tu nuevo hogar.
Nova contiene las ganas de insultarla mientras es arrastrada nuevamente por Freya hasta el otro extremo de la ciudad flotante.
Freya: ¿Qué te parece, Nova?
Nova mira el páramo de dunas y cristales violetas, el movimiento suave de las arenas por los Cristálidos, y luego vuelve la vista hacia Freya.
Nova: Vete a la m-.
Antes de que Nova termine de insultarla, Freya la patea y le responde con tono sarcástico.
Freya: Que tengas suerte.
La ciudad flotante se eleva nuevamente, dejando a Nova en las arenas, cegada por el brillo de los cristales y el sol.
Nova: Perfecto.
Lo dice con sarcasmo, hasta que Freya arroja un cuchillo de mantequilla desde la altura de la ciudad. Nova grita y se aparta del cuchillo.
Nova: Mejor vete a la - -
Es interrumpida cuando, a lo lejos, la arena comienza a moverse. Nova no pierde tiempo, agarra el cuchillo de mantequilla, corta las cuerdas y sale corriendo.
Nova: Al menos serviste para algo, Freya. ¡Espero que estés feliz!
Desde las alturas, Freya observa cómo uno de los Cristálidos se dirige hacia Nova, quien desaparece entre las dunas.
Freya: Que tengas suerte.
Se ríe, mientras la ciudad flotante se aleja del Yermo.
Después de que Nova caminara por largo rato, fuera atacada por los peligros del Yermo como las arenas movedizas al rojo vivo, finalmente se recuesta junto a uno de los cristales violetas.
Nova: Qué calor hace aquí. Podría saber dónde está algo de agua si esta cosa funcionara.
Toca el brazalete roto, ahora solo un pedazo de metal.
Nova: Tantas funciones inútiles allá, y ahora que me servirían, lo rompí.
Nova arranca el brazalete, generando una pequeña herida que gotea en la arena. Ella se queja, da unos saltos, y golpea su cabeza contra un cristal violeta, que resuena y emite un sonido tintineante.
Nova: ¡Mis oídos!
Se cubre las orejas y baja la cabeza.
Nova: Eso duele.
Al abrir los ojos, ve que su sangre atrae escorpiones de un color rojo violeta. Retrocede, se pone de pie y observa cómo las criaturas se alimentan de su sangre.
Nova: Qué asco. Solo los he visto en noticias... ¿Escorpión Violeta?
Presionando su herida, Nova les da la espalda y sigue caminando, dejando atrás el brazalete ensangrentado.
Después de un rato, mientras camina entre dunas y observa su muñeca magullada, ve algo blanco y borroso en la distancia.
Nova: ¿Qué es eso?
La forma se va acercando rápidamente, y el sonido de la arena moviéndose se intensifica.
Nova: ¿Otra vez?
Dice desanimada, sosteniéndose la muñeca. La figura borrosa se convierte en un barco que se aproxima a gran velocidad.
Nova: ¿Cómo se mueve?
Frunce el ceño, pero una nube de polvo se levanta cuando el barco se detiene a pocos metros. Nova se cubre la cara.
Nova: ¡Uy, qué molesto!
Escucha pasos acercándose, y cuando el polvo se asienta, baja los brazos y observa al hombre frente a ella.
Nova: Ay no, otro sociópata.
El hombre se ríe ante el comentario. Detrás de él, el barco se alza sobre la arena, con cuerdas hundiéndose en ella.
Hombre: Me presento, soy Tell.
Nova: Genial, otro tipo con un nombre.
Antes de que Nova pueda decir más, Tell le da un golpe en la cabeza.