Los pasos y los canticos se acercan cada vez más a la puerta oeste de este lugar perdido para las almas.4 Antes me sorprendería que un forastero pudiera andar aquí sin enfermar, pero escucho como centenas marchan y cantan desde hace ya mas solo algunas horas. No puedo evitar pensar que habría tantos dispuestos a dar más que una vida allá entre nosotros.
Hacia mucho que no escuchaba la voz de otro humano, ahora ni pensar escuchar cientos de cantos, si no fuera por saber en dónde estoy estaría encantado, pero nadie parece ser feliz en esta prisión.
Quizá mi mente ya está rota después de tanto vivir aquí, la caída esta tan cerca y yo solo puedo pensar en la “clemencia” que el señor de esta maldita tumba nos dio al despertar. Todos sabemos que nadie puede salir, que nadie puede abandonar, aun tan cerca de su final no desperdicia un momento para hacernos miserables.
Eh encontrado un buen lugar entre los drenajes, que me importa que el maldito lo sepa, por fin puedo pensar libremente, siendo que no llegara una noche más, su venganza esta todo menos cerca. Eh pasado toda mi vida sirviéndole y aunque cambie un poco de mi a cambio de mi esposa e hija ¿No me pudo permitir una muerte sin su recordatorio tan vil? Cualquier cosa seria mejor que estar vivo en este encierro, si algo quiero, es poder abrazar a mi María otra vez.
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Parece ser que ya han roto la gran puerta, ese gran estruendo no puede ser otra cosa. Agradezco que de todos los lugares no haya decidido estar cerca de ese romance entre la daga y la carne. Hubiera querido advertir a los otros, pero la venganza de esa sombra es algo que no puedo permitirme tan cerca de la caída de mis cadenas. Perdonen mi abandono, pero hay un lugar al que debo volver.
No puedo creer que aun tan hondo se siente el retumbar de los tambores, aun si no fue por suerte, tengo la fortuna de que no han llegado aquí cerca los pasos de los desdichados que se enfrentan por nosotros a la muerte misma. Solo se escuchan sus reclamos, se escucha como mueren mis cercanos, se escucha como padece la vida misma.
Como me encantaría saber de que color es la sangre de ese inmundo, tanto han sufrido a sus manos que ya no creo poder pensar en otra cosa más que en mi venganza. Hoy hermanos de raza se despedazan entre ellos con tal de darle terminado a tu terror y este dudo siquiera frunza el ceño en enojo, dudo que siquiera sienta alegría de ver su horrible pesadilla completa. Aun así, tal como creo que un hombre sin manos piensa más en cómo llevarse el agua a la boca, yo que eh quedado desarmado ante la ira de las sombras no tengo de otra que pensar en el alimento de mi alma.
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Los sonidos que antes eran tambores y algunos gritos se callan de a ratos por los tumbos del mármol caer roto. Siempre supe que las fuerzas de esa sombra eran enormes, pero supongo está en el ser humano no poder imaginar que todo el daño que hasta ahora hizo era poco mas que reproches a lo físico.
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Pero estoy guardado por enormes bloques de inerte mármol gris, quizá estúpidamente me pensé seguro entre la Penumbra de estos pedruscos, pero no me queda mas que guardarme en este silencio.
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Un golpe
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Un zarpazo
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Como puede ser que tan lejos se escuche tan amplio
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Claro que son las garras contra el mármol, es zarpazo. Sé que eso debe ser porque el agudo sonido del raspado es similar al que emite una oz mientras la afilas… lo se… pero aun no puedo llevarme a mi mismo a creerlo. ¿Cómo puede ser que un sonido emitido por eso pueda hacer que sienta como mis dientes vibran dentro de mi cráneo?
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Es una bestialidad. No tarde nunca en usar esas palabras que tanto le gustan como insultos, siempre ah sido “la oscuridad” o “El señor de esta tumba” pero… ¿Este monstruo es el lugar donde tenia a mi familia cautiva?
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Esos estruendos horrendos no… no los puedo soportar.
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Ni siquiera hablaremos de los gritos, no hablemos de como arde el aire dentro de mi pecho cuando siendo el choque del escombro en el suelo.
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¿Es real este silencio que acompaña cada estruendo? Se que siento cada movimiento por las vibraciones que llegan a mi desde el techo, pero esto poco menos que la guadaña de la muerte misma.
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Es que si pudiera separar los gritos de guerra un momento antes de esa agresión cruenta
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¿Cien?
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¿Doscientos?
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Después de cada golpe ¿Por qué esta la muerte reflejada en cada silencio?
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¿Porque los tambores no paran?
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¿Porque se enfrentan aún más a eso?
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¡HUYAN SI ES POSIBLE!
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Pero ellos nunca me van a escuchar
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El único sonido que llena mis oídos por un momento es un nulo almuerzo saliendo por donde mis gritos intentaban aliviar a mis entrañas.
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Jamás pensé que estaría mejor de saber que eh vuelto el estomago
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Los tambores no paran
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Si a tanta gente le debo la vida, nunca en cientos de almas podre mi deuda pagarla.
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Los tambores no paran. Pero no entiendo que hace que un hombre se enfrente a tanto sin dar la espalda.
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Por mas que me esfuerzo no puedo notar ningún cambio, los tambores están callando, pero no porque pierden la fuerza con que mantienen sus cantos.
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Cientos están muriendo, miles seguros han muerto, pero aun así no están todos callados, solo callan aquellos muertos… los vivos mantienen viva la plegaria de una mejor vida. Si todos mis hermanos están dando sus vidas para mantener viva esa llama, me pregunto si yo podre también dar la vida.
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¿Pero qué haría si ya más que cientos han muerto y solo eh servido a este engendro por toda mi vida? ¿Por qué los tengo que dejar morir?... el terminar conmigo mismo sería mejor que saber que sobre mi vida descansan sus almas ya perdidas. No. Nunca supe que era lo que hacía conmigo, pero estoy seguro de que morir sin razón no es una razón para aligerar mi peso.
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Quizá si sigo vivo los pueda auxiliar al terminar… quizá los pueda alimentar… quizá pueda hacer algo por ellos.
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¿El silencio que escucho es real?
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¿No es que perdí la audición en algún estruendo del encuentro?
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Oh no, sabia que era muy poco lo perdido para poder ser el precio de mi causa.
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Si, perdido el piso ya no se siente caer de espaldas.
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¿Será que se le ocurrió a este ser justo morir encima mío?
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Aunque el grueso techo nos separa, quizá me escucho maldecir y esto se volverá su venganza.
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Espero Dios cuide a mi María por mí.