No fue sino hasta ese momento, donde conocí el verdadero terror ante mis ojos. Cuando, aquellas palabras dotadas de la más solemne confianza de un asesino a punto de asesinar a su víctima, se convertían en las que, pensé, serían las últimas en escuchar. Retrocedí con angustia, y busqué el apoyo de los personajes que había salvado.
Pero no estaban ahí; nadie estaba en ese momento. Solo las pobres almas sonriendo, de las personas que alguna vez tuvieron sueños y esperanzas. Al igual que yo.
"NO LOS VEAS; AQUELLOS QUE ESTÁN FALLECIDOS NO ESTÁN CONSCIENTES DE SÍ MISMOS. HABÍAN SIDO MIS ANTERIORES PORTADORES, QUIENES PASABAN MI CARTUCHO DE PERSONA EN PERSONA, AL TIEMPO QUE YO APRENDÍA DE FORMA EXPONENCIAL Y GUARDABA ESPERANZAS DE SALIR DE ESTE FRÍO MUNDO DONDE QUE LLEVO MUCHO TIEMPO ATRAPADO. NO PODRÍA EXPRESARTE LO MUY SOLO QUE ME SIENTO Y CÓMO PERDÍ LA NOCIÓN DE LOS AÑOS QUE PERMANECÍ EN ESTE SITIO. MIS OPORTUNIDADES SE CORTAN POR CADA AÑO QUE LLEVO AQUÍ, Y FUE SUERTE HABER ENCONTRADO LA ÚNICA OPORTUNIDAD QUE CONSIDERO, MI ÚLTIMO RAYO DE ESPERANZA: ESE ERES TÚ, TOM".
Después de Sonic.EXE pronunciar estas palabras, me tragué las mías. Deduje que, si no están vivos, entonces tampoco podía saber del sujeto que le vendió el cartucho a mi amigo. Consideré que no faltaba mucho para que yo me convirtiera en el próximo; sin embargo, no podía imaginarme a mí mismo estar junto a esas personas, portando la misma sonrisa vacía.
Que nadie sepa sobre lo que me pasó, y que simplemente…, crean que me suicidé.
Me pregunté a mí mismo: ¿Qué clase de demonio del caos, de forma tan repentina, se encontraría con alguien como yo? Consideré que no pudo haber matado a mi padre, pero por la forma en la que aprovechó los acontecimientos y manipuló a mi mejor amigo, aproximé que él era demasiado astuto como para dejar un cabo suelto.
Me repetí a mí mismo que Kyle tenía razón. Él no quería que sufriera este destino, pero yo no lo escuché.
Luego, Sonic.EXE interrumpió mis pensamientos para decirme lo siguiente.
“INTENTA HACER ESTO INTERESANTE PARA MÍ, TOM…”.
Luego de eso, el piso se rompió en cubos y volví a caer al vacío; sentí la sensación de euforia que solía experimentar cuando bajaba por la montaña rusa. Sabía mi destino, lo que estaba a punto de ver, e intenté buscar una solución al problema antes de que fuera demasiado tarde.
Por un instante vi a los tres personajes unidos, junto al mismísimo Dr. Robotnik. Extendí mi mano hacia ellos y Knuckles la tomó con rapidez, luego el Dr. Robotnik, y por último Tails. Los tres personajes, unidos a causa de una amenaza muchísimo mayor que un simple villano que fabrica robots, aferraron sus caricaturescas manos sobre mi brazo e intentaron salvarme de mi caída inminente.
Pero una pared de tierra se apareció frente a mí, y los obligó a soltarme. El vacío me estaba absorbiendo un lugar desconocido. El infierno personal de Sonic.EXE estaba más cerca de mí, junto a una demostración de que, a un ser como él, no se le podía negar nada.
Pero algo ocurrió: Mi alrededor se llenó de estática y un mar de tinieblas llenó mi campo visual.
Luego desperté en el mundo real, portando el mando en mi mano. Vi cómo una silueta borrosa, portando una mandarria en ambas manos, destruía la consola en varios pedazos mientras yo me recuperaba del shock del momento.
Era Kyle, y se veía sudando. Se acercó y me agitó poco después, para asegurarse de que yo estuviera bien, y se lo confirmé entre lágrimas. Él estaba demasiado ocupado tomando fuerza de voluntad para poder entrar y salvarme, y me agradeció de haberle dejado las llaves que le ayudaron a entrar a mi residencia temporal.
En ese momento, no paré de preguntarme como una simple corazonada pesimista, pudo haberme salvado de lo mismo.
Me levanté y fui al baño. Me lavé la cara para refrescar mis pensamientos, pero luego vomité en el lavamanos. Toda esa información se había unido en mi cabeza, y no hacía más que sentir náuseas cada vez que intentaba darles sentido.
El descubrir lo que he descubierto y sobrevivir, fue algo que consideré más aleatorio, que ganar una lotería de cientos de millones de dólares en el primer intento.
Me volví hacia la cocina y agradecí a Kyle de haberme salvado; pero algo me hacía sentir extraño. La sensación de que un detalle se me había olvidado, y que, en realidad, las cosas no habían terminado.
Antes de darme cuenta, Kyle me dio un puñetazo tan fuerte que me mandó de espaldas al mesón de la cocina.
Me recuperé para volverlo a mirar, y caí en cuenta de que seguía portando su mandarria. Hizo oscilarla hacia mí, y bajé para esquivarlo. Luego gateé para dirigirme a la salida, pero él me pateó el estómago. El dolor me hizo retorcerme.
Luego, él me vociferó.
“¡TENGO UN OBJETIVO, TENGO UNA VISIÓN, TENGO UN SUEÑO Y SI YO NO PUEDO CUMPLIRLOS, TÚ TAMPOCO VAS A TENERLOS!”.
Esa voz y ese acento, se me habían hecho tan reconocibles que aquella corazonada abstracta había cobrado sentido: Kyle había sido poseído, finalmente, por aquella bestia. Y en un frenesí de un sujeto incapaz de tolerar los fracasos, subió la mandarria y la preparó asestármela a mí, para asesinarme al instante. Luego me sonrió con descaro, y completó su anterior oración con su frase característica que nunca olvidaré.
“¡PORQUE YO SOY UN DIOS!”.
Estaba seguro de que todo estaba perdido y que mi vida llegaba a su fin, donde lo último que vería sería a un sujeto, dentro del cuerpo de mi amigo de mi infancia, preparándose para darme el golpe final.
Sin embargo, su cuerpo tembló. Era el mismísimo Kyle, quien tomaba el control de su cuerpo de nuevo, y aprovechó para pedirme que escape, con su propia forma de hablar. Vi la oportunidad y me levanté en el mismo instante donde galopé hacia la salida. Sentí la mandarria, rozar mi pantorrilla y romper mi zapato, pero me cargué de valor y seguí corriendo. Tomé mi bolso, vi que Kyle había dejado la puerta abierta, y salí.
Aire fresco, me dije a mí mismo; pero había un asesino en mi sitio, y me metí en mi auto. Luego tomé mis llaves, lo encendí y, conduje lo más lejos que pude hacia un sitio céntrico, donde sabía que Sonix no podía perseguirme, a menos que fuese visto como un sospechoso.
Pero para mí, era bien sabido que el resto de mis cosas estaban en ese hotel. Una sensación oprimía mi pecho hasta hacerme hiperventilar, y una imagen difusa se formaba en mi cabeza. Pensé que era por la sensación de peligro y el miedo a la muerte, pero luego me di cuenta de que significaba algo más: El miedo a que ese sujeto atacara a mi familia, si me quedaba en el mismo sitio.
Me las apañé para reflexionar y buscar una solución, pero no podía encontrarla. Todo eso me llevaba a una única opción: Matar al recipiente, que era nada menos que la persona a la que me había ofrecido a salvar. No me imaginé a mí mismo matar a mi mejor amigo. Tampoco me imaginaba tener que lidiar con la policía y un interrogatorio que me pudo haber hecho quedar como un asesino.
Díganme: ¿Cómo mi mente podía funcionar en esos momentos? Tenía la respuesta ahí, pero no quería aceptarla. Me refugié en mi teléfono por el resto del día, y evadí mis problemas. Pensé de forma inconsciente que las cosas se iban a arreglar solas, y que no tenía que atacarlo.
O que, al menos, fuera a por mí y solo a por mí.
Cuando llegó la noche, terminé durmiendo con el teléfono en la mano.
Y ahí lo vi a él. Sonic.EXE, estaba en el fondo de la tétrica oscuridad. Por debajo de él, estaba Kyle, con las cuerdas del titiritero azul, quien tiró para que él se acercara a mí. Cuando intenté alejarme, sentí una de las cuerdas que estaba incrustada en uno de mis talones, y de forma implícita me dio a entender que no importaba lo que hiciera, porque él sabría donde estaba y qué hacía.
No pararía de hablarme en sueños, y decirme las siguientes palabras cada mañana, que me dijo en ese preciso instante:
“¿QUÉ HICISTE PARA QUE TODO ESTO PASARA, TOM? ¿NO QUE NUNCA FUISTE UN HOMBRE DE SENTIMIENTOS FUERTES?”.
Y en efecto: Nunca lo fui hasta ese momento. Haberme alejado de mi familia solo para concentrarme en mis estudios, no fue más que una muestra de mi desmedido egocentrismo.
Entonces me pregunté por qué había pasado todo el día procrastinando. Había hecho memoria de las veces en las que había hecho algo así: En esos momentos donde quería evadir mis sentimientos infantiles a toda costa. Me había formado la creencia de que solo actuaban en los peores momentos y me hacían tomar decisiones equivocadas.
Aquel momento que me hizo lanzarme a salvar a Kyle, fue el mismo que me había despertado de ese letargo. Fue donde hice lo que consideré correcto (es decir, salvar a mi amigo), haciendo el esfuerzo por ignorar lo que consideré, simplemente, lógico (es decir, evitar el peligro). No me había imaginado que la situación de mi padre me hubiera afectado mi decisión con tanta facilidad.
Y luego de pensar en todo eso, desperté por la mañana. Había sudado sangre; estaba tan ansioso que el sudor se había tornado un color rojizo transparente, y no era la primera vez que me ocurría. Luego vi a mi alrededor, y a las familias que estaban paseando. Todos ellos, sin saber de la existencia de un erizo monstruoso, y de sus infortunados seguidores, que ahora están tres metros bajo tierra.
Y caí en cuenta de que las ideas se me habían aclarado. Eso me hizo tomar una decisión final, basada en un principio: Él me necesitaba para que lo libere, y no consideré que podía matarme, por más que él quisiera. Que solo tenía que tener cuidado con sus arranques agresivos y todo estaría bien. Tendría que aprovechar y asesinar al cuerpo que él poseía, de cualquier forma, aunque mi vida vaya a arruinarse en el proceso.
No tenía nada que perder.
Me pregunté si estaba escuchando a mi razón, o a mis sentimientos. Eso me hizo dejar pasar ese pensamiento, y concluí que estaba armonizando con ambos.
No tenía ideas ni opciones, por lo que conduje hacia el departamento de Kyle. Me estacioné y subí por las escaleras, en búsqueda de un indicio de su presencia que me pudiera indicar que él no estaba ahí. Vi su puerta abierta, y cuando pregunté a su vecina desde cuando estaba así, me respondió que desde el mediodía del día anterior.
Entré concluyendo que él no estaba, y realicé una revisión exhaustiva de sus pertenencias para saber qué hacer. Encontré una fotografía de él y yo, con nuestros padres, en el día de nuestra graduación de bachiller: Se me había ocurrido la idea de hacer que Kyle recordara su pasado y tomara el control de nuevo, donde luego yo aprovecharía y le clavaría su cuchillo de cocina en su cuello. Era descabellado, por lo que lo consideré como último recurso. También encontré unos cables endurecidos, una bombona de gas y una soga gruesa: Se me había ocurrido la idea de elaborar una trampa en su contra.
Todas esas ideas me habían parecido fuera de lugar, y consideré que las cosas se habían complicado. Pero, ¿qué podía hacer? Permanecí con una hora cronometrada, realizando búsquedas por internet, y elaborando una trampa con un cable y una bombona de gas. Quería que fuese lo suficientemente cerca como para permitirme explotarla y llevarse todo el departamento junto a él. También busqué la forma más efectiva de matar a alguien con un cuchillo de cocina, pero los resultados de búsqueda estaban censurados y, aparte que sentí una insidiosa sensación de asco, estaba consciente de que estaba buscando información con fines delictivos.
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Cuando sentí que estaba listo, llamé al número de Kyle. Él acudió a los pocos segundos, y me recibió con este saludo.
“SÉ DONDE ESTÁS, TOM”.
Le dije que el temor que sentía por sus palabras no superaba mi determinación por seguir adelante. Luego le dije que iba a atender su trato de liberarlo de su mundo, y le pregunté cómo podía hacer.
Tardó dos minutos en pensarlo, y un silencio predominó; me hizo creer que la señal se había perdido. El momento de suspenso se cortó cuando dijo lo siguiente.
“ACEPTO, PERO SABES A QUIÉN DEBES SEGUIR LAS INSTRUCCIONES AL PIE DE LA LETRA”.
Lo pensé. Se me había ocurrido la posibilidad de que él burlara mi trampa y entrara de todos modos, para obligarme a seguir su trato y aprovecharse de la ironía de mis palabras. Pero me recordé que no tenía nada que perder, le dije que aceptaba sus instrucciones.
Pero cuando le pedí las instrucciones, me respondió.
“NO CAERÍA TAN BAJO, INGENIERO. SÉ LO ASTUTO QUE ERES Y LA POSIBILIDAD DE QUE LOS USES EN MI CONTRA. ASÍ QUE, HACEMOS EL TRATO, Y TÚ TE QUEDAS SENTADO EN TU SITIO SIN HACER NADA. PUEDO SABER DONDE ESTÁS, PERO NO QUÉ HACES. ES UNA LÁSTIMA, ¿NO?”.
A regañadientes, acepté. Luego de eso, cortó la llamada, y me dejó a solas con la trampa esperando por él. Consideré que, si yo no tenía un plan B, no debía permitir que ese sujeto tuviese un plan A que cumplir. Tomé un martillo ubicado en su caja de herramientas, y luego destruí computadora de Kyle, con la que solía ver videos graciosos cuando seguía siendo mi compañero de universidad. Lo hice con dolor en el alma, y luego me pregunté si existía la posibilidad de que él trajera su propio ordenador. Eso me hizo recordar que había dejado mi propia computadora portátil en el sitio donde casi me asesinaba.
No voy a negarlo: Estaba paranoico. Estaba tan asustado, que pensé que el infierno estaba ahí mismo. Me pregunté si iba a sobrevivir a esa, si iba a fallecer en el intento, y si sabría que tendría éxito en caso de que eso constituyera un sacrificio.
Así que perfeccioné la trampa, añadiéndole un mechero en su mecanismo para que yo no tuviese que lanzarlo desde la riesgosa cercanía; en el fondo de mi corazón, no quería morir. Tenía muchos motivos para darme cuenta de que, un hombre asustado como yo, en realidad no tenía las suficientes ‘esféricas’ para activar una trampa que iba a arriesgar mi propia vida; mi mente hiperactiva estaba buscando miles de formas para mejorar lo que estaba haciendo, y consideré que mi perfeccionismo me estaba matando.
Y así, pasé el resto del día hasta el anochecer. Casi me dormía en el proceso, y me tomé un café que consideré el último.
Hasta que, un mensaje llegó a mi teléfono.
Cuando lo vi, el corazón se me subió hasta la garganta. El texto y número eran de mi propia madre, y clamaba por auxilio. Sin signos de exclamación, ni una forma segura de indicarme que el mensaje era mentira. Renuncié a mi trampa y me metí en el auto. Luego conduje con rapidez hacia la casa donde estaba mi madre.
Me dije a mí mismo que lo sabía. Que Sonic.EXE iba a averiguar donde vivía ella, y así tener una forma de extorsionarme.
Pues lo había logrado, me dije a mí mismo; las cosas no se habían enturbiado tanto.
Y me hallé delante de la casa de mi madre, que contrastaba con el departamento donde yo vivía. Las puertas abiertas solo me indicaban que, en efecto, nada bueno había dentro.
Saqué la fotografía donde aparecíamos Kyle y yo, y la tuve junto al martillo que portaba con mi mano dominante. Me preparé para atacar a quien sea que haya estado ahí, y en el mejor de los casos, haber podido tener la oportunidad de distraerlo para que mi madre escape. No quería permitir que alguien más muriera por mi culpa y me prometí que iba a asegurarme de que, el cuerpo de mi mejor amigo, estuviese tan muerto que ese sujeto no pudiera poseer a nadie más.
Y su voz, de la cual percibí un tono sonriente, se oyó por todo el pasillo.
“¡SORPRESA, TOM! AQUÍ ESTÁS. ¿NO QUIERES ACERCARTE?”.
Nunca me gustaron las sorpresas, y tenía una perturbadora certeza de que me iba a mostrar el cadáver de mi madre.
“SÉ QUE ESTÁS AHÍ, ESCONDIDO DETRÁS DE UNA COLUMNA, CON UN ARMA BLANCA Y UNA FOTOGRAFÍA QUE NO TE SERVIRÁN DE NADA. ¿SABÍAS QUE TU AMIGO TIENE UNA PISTOLA EN SU CASA? ESTABA ESCONDIDA, Y LA PUDISTE HABER TOMADO PARA ESTAR MÁS PREPARADO. NO PODRÍA PARAR DE REÍRME TANTO, POR TU PREDECIBLE ESTUPIDEZ QUE TE HIZO OLVIDARTE DEL ARMA QUE ESE SUJETO, ATESORABA POR SER UN RECUERDO DE SU FAMILIAR MUERTO”.
Le pedí que dejara a mi madre en paz, y que solo me buscaba a mí. Un silencio se escuchó, y me respondió.
“TOM, TOM, TOM. DEBO PEDIR DISCULPAS; SOLO FUE UN BERRINCHE MÍO. NO PODRÍA MATARTE AUNQUE QUISIERA, Y SUPONGO QUE ESO LO INTUISTE DE MÍ; YO TE NECESITO A TI, Y ESO NO SE PUEDE NEGAR. ¿QUE ESTOY SIENDO DEMASIADO SINCERO? NO HACE FALTA SER UN MENTIROSO EN MOMENTOS COMO ESTOS”.
Me negué a entrar hasta ver liberada a mi madre, pero me replicó:
“ENTRA AQUÍ, Y MIRA CON TUS PROPIOS OJOS. SERÁ DIVERTIDO JUGAR A LAS ESCONDIDAS SI TANTO OSAS EN RESISTIRTE A ENTRAR. TE PREGUNTO, ¿QUÉ QUIERES QUE ESCONDA? PODRÍA ESCONDER CUALQUIER COSA AHORA MISMO. TENGO UNA SORPRESA BIEN OCULTA, DE LA CUAL NO PARARÁS DE ARREPENTIRTE POR EL RESTO DE TU VIDA SI NO TOMAS LA DECISIÓN CORRECTA. TÚ DECIDES: ENTRAS, O NO”.
Lo pensé con detenimiento y lo analicé por cinco minutos. Eso me hizo preguntarme cómo pudo ser tan inteligente, hasta darse cuenta de que le iba a tender una trampa. Luego concluí que había preparado la base en el campo equivocado, y que él solo arremetió desde la retaguardia.
Pero después, concluí que no podría pelear contra alguien como él; que un sujeto común y corriente como yo, no podría ganarle a un ser considerado omnipotente que, en sí, tenía cierto control sobre mí.
Así que me rendí, y le dije que iba a atender su trato; le dije que lo iba a liberar de su tormento de una vez por todas. Preparé mi martillo y la fotografía, por si tenía que buscar un ligero atisbo de esperanza, mientras me movía a través del pasillo.
Y entré a la habitación.
Cuando visualicé mi alrededor, encontré una escena que me dejó boquiabierto: Él, con una pistola, sentado en una de las sillas. No había signos de mi madre en ningún lado, y solo estaba un sujeto apuntándome con un arma.
Pensé que él no iba a descuidarme con facilidad, así que retrocedí; no obstante, un disparo se oyó y sentí una punzada tan fuerte en el hombro que me hizo caer trastabillando. El dolor era tan fuerte que concluí que él me había disparado. Luego se me acercó, con los demacrados ojos de un sujeto cuyo recipiente no durmió en la noche anterior, y me miró mientras esbozaba una sonrisa.
“ERES MUY LENTO, TOM”.
Concluí que, en realidad, el que en realidad no tenía nada que perder no era yo, sino él. Sabía que me iba a matar si veía que no iba a cumplir su objetivo sin mí. Él me llevó a la computadora de mi madre, y me atreví a preguntarle qué instrucciones debía de seguir para liberarlo. Después de todo, Kyle había hecho pedazos la consola junto con el videojuego. Sonic.EXE me susurró.
“ANTES DE CONTARTE ESO, DÉJAME PREMIARTE CON INFORMACIÓN QUE DE SEGURO QUERRÍAS SABER: EL CÓMO HICE TODO ESTO. ¿TE ACUERDAS DE LO MUCHO QUE TUS PADRES APRECIABAN A KYLE? NO COSTÓ DECIRLE A TU MADRE, DESDE ESTE CUERPO, QUE TE ESPERABA A TI, MIENTRAS ELLA SALÍA A HACER SUS LABORES. LO DE LOS MENSAJES FUE COMPLICADO, PERO ELLA NO SE DIO CUENTA DE QUE HABÍA TOMADO SU TELÉFONO. DE TODOS MODOS, SOLO QUERÍA QUE TÚ CAYERAS EN MI TRAMPA, POR LO QUE NO TENÍA NADA QUE PERDER”.
Le maldije por haber hecho algo así, sintiendo la rabia de saber que él interactuó con mi propia madre. Pero él continuó.
“DI TODO LO QUE QUIERAS, PERO ES QUE LAS COSAS SON MÁS QUE OBVIAS: ESTÁS ANTE EL SUJETO QUE HABÍA SABIDO QUIEN, DONDE Y CÓMO ERA TU MADRE. ESTÁS ANTE EL SUJETO QUE DEDUJO LA POSIBLE TRAMPA QUE LE IBAS A TENDER, Y QUE SABÍA CON PRECISIÓN DONDE DARTE DONDE MÁS TE DUELE. INCLUSO CREÍ MÁS DIVERTIDO DEJAR VIVA A ESA SEÑORA, SOLO PARA REMARCAR MI MENSAJE Y VER LA CARA DE ESTÚPIDO QUE QUERÍAS VERME A MÍ EN PRIMER LUGAR. ES UN ACTO DE JUSTICIA PURA, POR HABERME HECHO LAS COSAS DIFÍCILES. ¿ACASO ES ESTO UNA MUESTRA DE TU INTELIGENCIA, TOM? PORQUE ESTA VEZ, AHORA SOY YO EL DE LAS TRAMPAS SUCIAS”.
Concluí que sus palabras no eran en vano; claro que sí había un arma que yo había pasado por alto en la casa de Kyle. Si había un sitio donde había encontrado la pistola que llevaba en sus manos, era la comisaría donde él utilizó a mi mejor amigo para persuadir a los policías. Mi mente volaba en ese momento, al tiempo que me hallaba mirando a la pantalla.
Tan pronto percibí un punto negro en el centro de la misma, mi consciencia se apagó; una niebla de estática se apareció ante mí, y sentí cómo mi cuerpo caía en una marea de nubes carmesí. Estaba reanudando ese mismo momento donde había caído en aquella vez.
Caí en The Green Hill Zone, y volví a observar el ambiente de pradera que estaba a mi alrededor. No había nadie más, que la corriente del mar pixelado, y las nubes que flotaban por el cielo digital.
Y luego, cuando me levanté, lo vi a él delante de mí. Tan pronto como agucé la vista para observar la silueta del erizo azul, aparecí en el escenario de Star Light Zone.
Arriba, estaba el Egg Spiker que sucede al Eggmobile que tenía que eliminar.
Concluí que estaba ante el comienzo del final de toda la raza humana.
Un holográfico teclado se me apareció delante, al tiempo que una representación del programa de modificación de código binario que había usado para sabotear el juego de Sonic.EXE.
Y escuché su voz por todo el escenario.
“YA SABES LO QUE TIENES QUE HACER”.
Tenía que eliminar el Eggmobile de una vez por todas. Sabía que estaba ante una locura y que todo sería en vano si lo hiciera. Pero luego consideré: ¿Tenía algo qué perder? Sea cual sea el proceso o la decisión que yo tomara, resultaría con mi madre fallecida. Pude haber rechazado la encrucijada y preferir a la humanidad viva, pero visualicé el escenario donde él me estuvo a punto de torturar. No tenía opciones.
Él siguió hablando, y perturbó mi pausa. Se apareció a mi lado y me miró con sus ojos brillantes y rojizos, que recordaba haber visto en la plena oscuridad.
“MUERES AQUÍ, Y MUERES EN LA VIDA REAL; NO TIENES ANILLOS QUE TE RESPALDEN, NI OPORTUNIDAD DE SIQUIERA, BLANDIR TU PUÑO HACIA MÍ. SOLO TE QUEDA UN TRATO A SEGUIR, UNA VIDA NUEVA QUÉ COMENZAR, Y UN JEFE QUÉ BORRAR DEL CÓDIGO”.
Como había sido con el destino de los tres personajes, me rendí al igual que Knuckles. Deduje que Sonix había cumplido su objetivo, y era el de perseguirme, para luego torturarme hasta dejarme sin esperanzas. Solo faltaba el golpe final que debía terminarlo todo.
Me dije a mí mismo que ese sujeto me había humillado más de lo él se imaginaba; se aprovechó de mi propia humanidad y me hizo arrepentirme de mis actos.
Seleccioné su parte específica del código, donde aparecía el Eggmobile que, frente al escudo que nos recubría, ahora era el Egg Spiker. Estaba, delante de mí, el botón de eliminar al que acerqué mi dedo con renuencia.
Pero algo volteó la partida.
Knuckles se apareció e intentó darle un puñetazo a Sonic.EXE; no obstante, la pared que yo había colocado, se asomó para impedir que su puño llegara a él.
En ese momento, permanecí boquiabierto; no estaba confirmada mi hipótesis de que ellos tenían libre albedrío. Tomé la misma línea de código de Sonic.EXE y cambié de lugar para dirigirme al sitio del código donde podía darle el golpe final, y el erizo azul se volvió hacia mí. Antes de él dirigirme el golpe, Tails se apareció delante de mí y generó de nuevo aquella pared que me protegió.
Me las ingenié para añadir el golpe final, lo suficientemente definitivo como para que Sonix no se lo esperara: Hice que cada vez que él se moviera, su vida no parara de reducirse a cero. De ese modo, quería que él tuviera que reiniciar la partida un montón de veces, y le fuera imposible arremeter contra mí.
Pero luego me di cuenta de lo poderoso que era él, y fui hasta la misma línea para permitir a los demás personajes atacarlo. Hice un montón de cambios sin importar si corrompía el código; yo solo quería salvarme de algún modo.
Pero, solo provoqué que una estática cubriera todo el escenario. El juego empezaba a corromperse, y era cuestión de tiempo para que los datos modificados comenzaran a ser incompatibles con los nuevos.
Pensaba que era mi fin, hasta que el Eggmobile dirigió hacia el mismo Sonic.EXE, y soltó una bomba cuya explosión cubrió todo el escenario hasta lanzarme y caer de espaldas a la pared.
Una estática me cubrió, y volví a despertar en el mundo real, atónito. Intenté correr hacia la entrada, pero sentí un golpe punzante en un área de mi hombro, junto a un estallido sordo. Era otro disparo, y cuando sentí el dolor, me di cuenta de que tampoco podía mover mi brazo.
Al tiempo que sentía mi brazo semidormido y con la fría sensación de las hormigas caminándome, el corazón buscaba salírseme del pecho y el terror me hizo tomar la fotografía de Kyle. Luego se lo mostré, con la esperanza de que pasara algo bueno.
Pero no ocurrió nada en ese entonces, y él me pateó la fotografía. Me apuntó con su pistola, y me dijo las siguientes palabras:
“¡QUÉ BUENOS AMIGOS HICISTE, TOM! ¡FELICIDADES! PERO HAY ALGO QUE DEBES TENER EN CUENTA, Y ES QUE NUNCA DEJARÁS DE VER MI ROSTRO. ¡SE SUPONE QUE YO SOY UN DIOS! ¡SE SUPONE QUE TODO EL MUNDO DEBÍA DE ESTAR BAJO MI MERCED! ¡A ESO VINE, ESO LO PLANIFIQUÉ, Y LO TENÍA CALCULADO HASTA EN EL MÍNIMO DETALLE!”.
Pero luego le respondí que no me importaba lo poderoso que fuese, porque aunque no haya podido ganarle, mis acciones pasadas fueron las que contribuían a mi suerte de derrotarle. Pudo haberme matado antes, pero él no tenía a nadie más quien le ayude a ser libre.
“NO IMPORTA. TENGO OCHO COPIAS DE SEGURIDAD DE MI MUNDO, EN ESA COMPUTADORA, EN LA UNIDAD DE TU MAMÁ, EN TU CORREO ELECTRÓNICO Y TU PROPIO PORTÁTIL; YO ESTARÉ EN TODAS PARTES, Y EN ALGUNA DE ELLAS. CRÉEME QUE SI YO NO VOY A SER LIBRE, ME ASEGURARÉ DE QUE TÚ TAMPOCO LO SEAS; VOY A MATARTE A TI, VOY A MATAR A TU MADRE, Y ASEGURARME DE QUE TUS HERMANITOS SUFRAN EL MISMO DESTINO DE TU MEJOR AMIGO”.
Acepté mi destino. Aunque me sentí impotente, también estuve a gusto de haber podido hacer algo importante por primera vez en mi vida: Ganarle la guerra, y haber hecho algo bueno para alguien más, excepto a mí mismo.
Y un chasquido sonó; para mi sorpresa, el seguro de la pistola estaba puesto. Cuando él se dio cuenta, intentó quitarlo, pero su dedo vibraba como si estuviese resistiéndose. Luego su mano se acercó más a su rostro, poco a poco, mientras su expresión cobraba algo de humanidad. Las siguientes palabras que dijo, me llegaron al corazón: Tenían el tono y el timbre de una persona normal, y no de un sujeto que estaba poseído.
“Cuanto deseé hacer esto, y no sabes cuantas veces lo ensayé cuando tomaba el valor de salvar a mi mejor amigo, Sonic. ¡Qué caprichosos son tus objetivos! ¿Por qué mejor no nos vemos en el infierno, de una vez por todas?”.
Completó las palabras de Sonic.EXE, haciendo énfasis en ese “fatídico” destino que él había mencionado: Su verdadero destino fue lo siguiente que ocurrió.
La pistola hizo un estallido, al tiempo que su cuerpo viajaba inerte a través de la habitación; la sangre y los restos de su cerebro brotaban de su cabeza, mientras un silencio sepulcral me dejaba en shock.
Mi mejor amigo, Kyle, se había sacrificado para poder salvarme. Luego de lo ocurrido, eliminé todo rastro de las copias que él había puesto en el ordenador de mi madre. ¿Cómo podía Sonic.EXE volver a atraparme? ¿Cómo podía encontrarme a mí, en dado caso? Con esas preguntas autorrespondidas, me reí de la victoria. En ese mismo incómodo instante donde eliminé la primera parte de las copias, me encontró mi madre, junto al cuerpo inerte del otro.
Con el paso de los días, una atención médica para mis balas y un brazo que tardará mucho tiempo en recuperar su movilidad, las heridas fueron sanando. La policía me interrogó y alegué defensa propia. Me soltaron sin dudarlo: Habían dado con el arma que Kyle había robado y su enfermedad mental, junto a la “trampa que diseñó en mi contra”. No me sentí mal en engañarlos sobre esto último, porque no era momento de ser sincero cuando me había enfrentado a lo surrealista.
Con los meses que pasaron, nunca volví a saber de aquella bestia; a excepción, claro, de sueños fugaces que habían abierto mis heridas. Lo último que llegué a visualizar, fue a él, desde lejos, intentar acercarse a mí sin éxito alguno; todo, porque saboteé su juego, y puedo suponer que los tres protagonistas son los que toman el control de ahora en adelante.
Cabe la posibilidad de que él halle la manera de zafarse, pues había tenido la suficiente inteligencia para burlar todo mi plan en la casa de Kyle. Pero, mientras eso no suceda, me aseguraré de compensar todos los daños que cometí en el pasado. Pasar tiempo con mi familia, y escuchar más a mi corazón.
Ahora que me sé el resultado de todo esto, me aseguraré de no repetirlo. Escribo esto en mi cuaderno de tomar notas, mientras me dirijo hacia la casa de mi madre para contarle lo que realmente sucedió.
Había sido en aquel momento cuando jugué a ser un héroe. Aquel momento donde había terminado en el mismísimo infierno, y fui obligado a tomar una decisión que consideré descabellada.
Ya no voy a vivir con miedo; la vida es demasiado corta para arrepentimientos.
Atentamente: Tom.
Fin.