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Las torres

Las dudas me mantienen despierto. Día a día esperando que ella despierte. Pensando que tiene que ver ella con los cuentos de mi familia. Como parte de una extensa tradición familiar de médicos, había escuchado muchos casos extraños, pero uno en particular había tocado mi hospital. Mi padre me contó, y su padre antes a él, sobre un caso sorprendentemente similar que había alterado sus vidas, y sentí que debía descubrirlo.

"¡Las torres! ¡Las torres!" Gritaba Ángela con desesperación cuando la encontraron en la calle, temblando y visiblemente perdida, luego callo dormida por días enteros. Cada vez que despertaba, soltaba el mismo grito: "¡Las torres! ¡Las torres!", antes de volver a dormirse. Me aseguré de revisarla minuciosamente, y no encontré nada malo en su salud. Hice todo lo posible para estar allí cuando despertara, pero curiosamente siempre parecía despertar en los momentos en que me ausentaba. ¿Por qué cada generación de mi familia se encontró con una "Ángela"? ¿Qué significa para mí y cómo cambiará mi vida?

Esperé día y noche, la incertidumbre me consumía. ¿Qué secretos guarda Ángela? ¿Qué son "Las Torres"? Ojalá mi padre estuviera vivo para ofrecerme alguna orientación. No tengo hermanos, tíos, ni primos a quienes recurrir para comprender lo que está sucediendo y por qué debo permanecer al lado de Ángela. La inquietud y el temor me invaden cada vez que la observo durmiendo, temeroso de lo que pueda descubrir.

Una noche, ella despertó mientras estábamos solos en la sala, pero esta vez no gritó. Su silencio me pareció aún más inquietante que sus gritos que solo había escuchado a lo lejos. La miré y, en lugar de preguntar cómo se sentía o sobre su familia, olvide mi vocación medica, y en un acto de puro egoísmo mi ansiedad me llevó a preguntar directamente: "¿Qué son 'Las Torres'?"

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Me dijo que las almas de nuestros ancestros se acumulan sobre nosotros, formando torres. Algunas almas nos ayudan y aportan sabiduría, pero otras, las de vidas malévolas, corrompen y tuercen la torre. Ángela había visto innumerables torres, algunas tan horrendas que la habían llevado al borde de la locura.

Al escuchar esto, comprendí lo que mi padre había intentado transmitir, y supe lo que debía hacer. Había encontrado a alguien capaz de ver más allá de las intenciones humanas, más allá del alma. Entendí que ver "La Torre" de alguien sería suficiente para discernir su bondad o corrupción.

Sin preguntar cómo había adquirido esta habilidad, la ayudé a subirse a una silla de ruedas y la saqué de la habitación a toda prisa. Necesitaba llevarla a un lugar seguro; este conocimiento era demasiado valioso.

Era de noche, y con pocos internos en los pasillos, fue fácil moverla. Mientras la llevaba, me describía las innumerables y extraordinarias torres que había visto, así como las horrendas pilas de almas corrompidas que la habían traumatizado.

Cuando llegamos a nuestro destino, se quedó paralizada. Me miró fijamente y aunque sus labios parecían querer dejar salir una palabra, su aliento no fue suficiente para dejar salir sonido alguno. Miró por encima de mí y vi en sus ojos que no había encontrado lo que buscaba. Yo no podía verlo, pero lo sentía: Un pequeño montículo con apenas un dedo putrefacto era todo lo que quedaba de lo que debía ser mi torre. Una larga tradición que yo conocía a la perfección. Ella mas llevada por el miedo que la razón, intento salir corriendo pero no se había dado cuenta que sus piernas hace tiempo ya no funcionaban, entonces, con calma le tapé el rostro y le corté el cuello. Dejé su cuerpo junto al de mis otras víctimas. Nadie podía saber de la existencia de este don, tenía que estar mucho más atento de ahora en adelante.

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