Hoy es el séptimo día, si este número les llama la atención son muy inteligentes, este es el ultimo día que tendré un fuerte escudo protector, y saben estoy realmente asustado, ¿Qué pasara si el tiempo de protección da algo más que una simple barrera?.
Es cierto que ahora estoy luchando todos los días con cinco pequeños monstruos verdes y saliendo victorioso, pero no tengo la confianza de hacerlo si en lugar de estos pequeños monstruos aparecen seres más grandes, más peligrosos, inteligentes o simplemente aparecen más de estos a la vez.
Sin ir muy lejos un hombre lobo sería muy capaz de despedazarme, al igual que un tigre, y a menos que de un buen primer golpe no tendría oportunidad con ninguno de ellos, eso sin mencionar seres como dragones, porque si hay goblins seguro que puede haber dragones.
Bueno, dejemos de lado este asunto pues no es algo en lo que pueda hacer algo, así que mejor les cuento como me a ido estos días, lo ultimo que supieron de mi es que estaba por ir a buscar a la tribu goblin en el quinto día ¿Verdad?, pues descubrí algo muy importante ese día, no hay una tribu goblin.
Esto lo pude descubrir gracias a que fui hacia la dirección donde habían aparecido esos monstruos el día anterior, revise cuidadosamente o al menos lo suficiente para no pasar por alto un campamento de goblins, pero no encontré nada remotamente parecido y seguí avanzando, hasta que escuche un grito a mis espaldas, eran cinco malditos goblins quienes me habían visto y empezaron a perseguirme, tuve que correr por mi vida, no quería arriesgarme a una pelea estando tan lejos de mi trono sanador, lamentablemente entre yo y mi glorioso trono se encontraban esos cinco infelices, y como no podía atravesarlos sin el riesgo de que tuviera que pelear con ellos hasta el final, no me quedo mas opción que hacer un gran circulo para poder regresar hacia mi zona segura, mientras lo hacia pensé varias veces que me había perdido y que no podría volver, pero siempre parecía haber algo en el fondo de mi mente diciéndome la dirección aproximada del glorioso trono, gracias a esa sensación después de una muy larga carrera finalmente logre llegar a mi santuario, mi zona segura, cuando lo hice sentía que mi corazón quería salir por mi garganta, y con ese cansancio me desplome sobre mi trono, echado en el pude ver como los engendros verdes también estaban muy cansados por la persecución y golpeaban sin fuerzas la barrera.
Tengo que admitir que esa fue una de las peleas más fáciles que he tenido contra los goblins, después de todo gracias al trono yo ya me encontraba bien cuando los pobres aún estaban agotados por la larga carrera, no puedo decir que fue una ejecución limpia, pero esas pequeñas bestias verdes apenas si pudieron resistirse, incluso aparte un poco mi odio hacia ellos para tratar de conversar y convencerlos de que me siguieran, pero solo pude obtener gruñidos, por lo que solo podía acabar con sus tristes existencias de manera rápida.
El sexto día fue algo diferente, pues después de una búsqueda más profunda centrada en la zona que ya había investigado el día anterior descubrí un extraño círculo en el suelo, y mientras lo analizaba vi como sobre él se formaron varias figuras luminosas, mi instinto me dijo que algo era peligroso, esta sensación se hizo más poderosa cuando las figuras que empezaban a formarse eran exactamente cinco, apenas pude alejarme unos cuantos pasos antes que estas figuras finalmente se volvieran cinco goblins.
En poco tiempo había una imagen que seguramente ya se había vuelto familiar en ese lugar, esa imagen era yo escapando de los goblins mientras les gritaba e insultaba para que me siguieran persiguiendo, esta vez los hice correr hasta que sentí que seria peligroso cansarme mas y me escondí en mi hermosa barrera.
Dentro de mi barrera me di cuenta que tal vez había exagerado un poco, pues solo tres de los cinco goblins habían llegado a perseguirme hasta ese lugar, sentado en mi trono mientras descansaba vi a esos bastardos verdes tratar de recuperar el aliento, pero fueron demasiado lentos en hacerlos, con mi condición al cien rápidamente acabe con esos goblins, y empecé a buscar en los alrededores por los dos restantes, a uno lo encontré tratando de acercarse a la barrera mientras jadeaba, mientras que el último, parecía haberse lastimado el pie, pues cojeaba al caminar, ninguno fue reto alguno y los termine con un solo golpe.
Cuando termine con ellos me dirigí a ese extraño círculo del cual habían salido, después de investigar un poco vi que estaba dibujado sobre una piedra, y aunque trate de romper la piedra o borrar los patrones de la misma, esa cosa seguía regenerándose, y lo único que conseguía era dañar a mi preciada compañera, pensé un rato en que haría con esa piedra, hasta que decidí arrastrarla hasta un lado de mi escudo protector, se que no suena a ser la idea del siglo, pero mi instinto me decía que debía tenerla cerca, o tal vez solo era mi curiosidad por algo raro, tratando que lo tome como pieza de colección, sin importar el motivo la termine moviendo al lado de mi barrera protectora.
Y fue así como hace poco aprendí una cosa mas, la cual es que el daño que le hagas a esos bastardos mientras aún se materializan todavía cuenta, pues gracias a eso acabe con uno aplastándole la cabeza cuando se materializaba, mientras que otro salió volando con un golpe de mi escudo, le lance mi preciada compañera a un tercero, antes de abalanzarme sobre uno ya materializado y golpearlo con mi escudo en la cabeza, me detuve solo cuando el último salto a mi espalda, rápidamente gire en el piso y logre quitármelo de encima no sin antes recibir algunas mordidas, por suerte ninguna en el cuello, me acerque al que acababa de tirar y lo golpee con mi escudo antes de ir por mi compañera y empezar a rematar a quienes tenían movilidad reducida, cuando al fin acabe con todos puse los suministros dentro de la barrera y me senté a descansar en el trono.
Y ahora estoy aquí, sin saber lo que pasará a continuación, creo que lo primero es ver que tengo hasta ahora, lo primero era mi hermosa estrella del alba, un escudo angelical, pantalones y una pechera de cuero con un cuello tortuga que aunque es incomodo ayuda a proteger el cuello, también un incómodo casco de estilo romano, unas cuantas piedras que sacan chispas cuando las golpeas juntas, un pequeño moral donde podría cargar algunos suministros, y esta última batalla soltó un estúpido anillo, no me malinterpreten parece un buen anillo, tal vez de plata, pero para qué quiero un anillo, incluso las armas cercanas que había dicho que no apreciaría serian mas útiles que un simple anillo, tal vez un puño americano hubiera sido mucho mejor recompensa que el anillo.
Después de despotricar un tiempo por lo inútil que sería el anillo para mi, finalmente lo cogí del suelo y me lo coloque, tal vez haga que mi puñetazo le duela más a lo que sea que vaya a golpear en algún momento, bueno y ahora que tengo el anillo puesto debe ser hora de ordenar el resto de las cosas, primero junte todos los suministros que tenia, había pensado en meterlos en el morral, pero eran tan pequeño que apenas si cabían un par de cosas, con algo de resignación deje todo a los pies del trono, mientras me escabullía en el bosque para buscar algo más de madera que pareciera estar seca y algunas frutas, que gracias a la superioridad del trono en lo que respecta a curaciones pude comprobar que no son venenosas, solo me detuve cuando la noche no me permitió ver bien qué era lo que recogía, con algo de frío regrese a mi campamento y deje todo alrededor del trono, pensé en dormir, pero el miedo de que algo me ataque por la noche mientras la protección prometida desaparecida me mantuvo despierto.
En medio de la noche cuando estaba entre dormido y despierto mis alrededores de iluminaron, el escudo translúcido que apenas parecía brillar cuando era golpeado de pronto se iluminó y empezó a deshacerse, el miedo invadió todo mi cuerpo mientras me inclinaba a un costado para sostener mi hermosa estrella del alba entre mis manos, y empecé a mirar a todos lados en la oscuridad de la noche en busca de cualquier criatura que estuviera lista para atacarme, pero apenas si se escuchaba el ruido de las hojas mecidas por el viento, cuando creí que todo seguiría como de costumbre una voz, la misma maldita voz que me trajo sonó en mi cabeza.
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«Felicitaciones a todos los que sobrevivieron estos siete días, están un paso más cerca de volverse verdaderos gobernantes, y todo es debido a su esfuerzo, valentía, inteligencia y dedicación, por eso se les otorgara a todos los que han sobrevivido algunos regalos, el más importante de estos es una pequeña habilidad de evaluación que les permitirá ver las características de algunas herramientas dadas por la providencia, además les recomendamos prepararse, esto apenas acaba de comenzar»
Con estas palabras la voz volvió a callarse y mis ojos empezaron a arder, solté a mi compañera y me agarre la cara con fuerza, quería gritar y maldecir, pero el miedo de llamar la atención de algo o alguien en la noche hizo que me aguantara el dolor, y cuando este finalmente desapareció descubrí algo, sobre mi compañera, las cosas que habían dejado caer los goblins y el trono se mostraban unos pequeños iconos, y cuando me concentraba en ellos aparecía en mi mente un panel de información como el de cualquier ítem en un videojuego.
rápidamente revise todos mis objetos y descubrí varias cosas, mi amada compañera tenía la capacidad de auto repararse lentamente siempre que estuviera cerca al trono, el pequeño morral era en realidad una bolsa especial, donde ahora podrían meterse muchas cosas, el estúpido anillo parecía ser capaz de invocar una pequeña esfera de fuego, era casi tan pequeña como la llama de un encendedor, pero el fuego que está generaría no me quemaría, así que al menos es más segura que un que un fuego de verdad, por último y obviamente mas importante, mi hermoso trono, era en serio un artefacto divino, mientras estuvieras sentado sobre el, no tendrías hambre, y tendrás una restauración a tu mejor estado, antes de ponerme a bailar de alegría por estas cosas, decidí que era hora de guardar todos los suministros en el morral, después de todo sería un desperdicio el no hacerlo, mientras guardaba todos los alimentos en el morral me di cuenta que solo podía ver la información de aquellas cosas que me entregó directamente la providencia, las frutas y los trozos de madera que recogí no tenían descripción, lo que fue un poco decepcionante, en especial cuando recordaba el terrible dolor de ojos que me produjo.
Cuando la emoción de todas estas cosas finalmente disminuyó empecé a pensar en cuales serian mis siguientes pasos, esa estúpida voz había dicho que tendría que ser un gobernante y que esto solo acaba de comenzar, en primer lugar para ser un gobernante lo que se necesitaba era tener súbditos, y siendo sinceros los goblins que solo buscaban atacarme cada que me veían no parecían ser adecuados para ese papel, pues ni siquiera podía hablar con ellos, por lo que tendría que buscar supervivientes, o tal vez alguna raza de fantasía aparecería en algún momento buscando ayuda y protección, para cualquiera de los casos necesitare vivienda y alimentos, y aunque no e encontrado carne hasta ahora creo que alguien que esté buscando sobrevivir no se quejara de una dieta vegetariana, por otro lado, no tengo ni la mas mínima idea de cómo construir una casa, tal vez podría improvisar si tuviera muchas herramientas y una ferretería cercana, pero lo más cercanos una herramienta que tengo es mi hermosa compañera y estoy casi seguro que es mucho mejor para romper y destruir que para armar cualquier cosa por más simple que pueda ser.
Mientras pensaba en todo esto la oscura noche de pronto se iluminó, mi mirada se dirigió hacia el cielo y vio algo magnífico, era una lluvia de estrellas, se veían tantas estrellas fugaces que seguramente podrías pedir todos tus deseos sin preocupación, pero esta preciosa imagen no duró mucho, pues esa lluvia de estrellas, de pronto se convirtió en una lluvia de meteoritos, varias de esas estrellas chocaban contra el suelo, provocando explosiones, estruendos e incluso la tierra temblaba con su caída, apenas pude ver por donde caían algunas de ellas antes de decidir que era mejor preocuparse por mi seguridad que por un bonito evento estelar.
Cuando todo el estruendo término y el cielo de la noche volvió a ser iluminado únicamente por las estrellas del firmamento empecé a revisar la cantidad de provisiones que tenía, y ver mas o menos donde estaba la estrella caída más cercana, pero estos pensamientos eran tan incómodos que empecé a preguntarme porque debería hacerlo, después de todo el ir a una aventura a buscar una estrella caída en un lugar del que no conoces absolutamente nada, seguramente era una pésima idea, pero el porqué de esto se explico rápidamente con un anuncio.
«En cada estrella caída, la providencia a dejado un gran regalo para todos los suficientemente valientes, fuertes, inteligentes y afortunados para tomarlos, este regalo los ayudará a ser grandes señores con mucha más facilidad, si es que logran conseguirlos, para ello sus tronos tendrán una oportunidad de transformarse en un amuleto protector por única vez para que puedan ir a buscar estos tesoros, ¡Les deseamos mucha suerte!»
Esta vez no pude evitar soltar una maldición de mi boca, esta sensación era horrible, nunca había sido adicto a nada, pero estaba seguro que lo que sentía cuando trataba de pensar que no debía ir por esa estrella caída, era al menos en alguna medida igual a lo que sentía alguien con síntomas de abstinencia, mi mente no dejaba de pensar en lo útil que podría ser eso, mientras mi cuerpo parecía querer castigarme con pequeños dolores físicos por negarme la necesidad de ir por el regalo.
—Maldición, iré, iré por esa maldita estrella, pero necesito que te calmes estúpido cuerpo, y me dejes pensar o no podremos sobrevivir una maldita noche.
Un gran alivio invadió todo mi cuerpo mientras me agarraba la cabeza, lo primero que hice fue poner una mano en mi trono y apareció en mi mente una consulta.
«Desea transformar su trono en un amuleto de protección»
Asentí a regañadientes y el glorioso trono brillo para convertirse en un collar que se colgó en mi cuello por si solo, cuando lo vi y analice con mi nueva habilidad, vi algo interesante, parece que ahora sus efectos de restauración serían más lentos, pero a cambio podría advertirme de cualquier peligro cercano, para que tenga alguna sensación de seguridad y pueda dormir un poco.
Al final después de estar casi seguro que que ese día no llovería me refugie entre algunos árboles para que el viento no me golpeara y dormí, por suerte no me despertó ninguna clase de alarma por parte del calor, que aun no estoy seguro si pueda llamar glorioso como el gran trono del cual se convirtió.
A la mañana siguiente trate de recordar donde había caído la estrella más cercana y empecé a avanzar hacia esa dirección, no sin antes detenerme para hacer algunos experimentos con los cuales me sentí algo mejor, el collar aún evita que termine envenenado, todo gracias a un test de alergia que aprendí en una visita al médico, y aunque parece mas lento también cura las heridas, no me atreví a hacerme alguna realmente grave como las que me había hecho anteriormente peleando con los goblins, porque no quería tentar a mi suerte mas de lo que lo hacía ahora con este estúpido viaje.
Empecé a caminar de manera decidida, deteniéndome cada tanto y tratando de recordar lugares clave para identificar la zona de caída de esa estrella, sin embargo mientras lo hacía no me olvidaba de recoger frutas, y cualquier otra cosa comestible.
Después de ocho días finalmente pude ver un animal, aunque tal vez seria mas especifico decir reptil, fue una pequeña lagartija, apenas si logre atraparla, era demasiado rápida y casi se pierde entre las hojas, incluso soltó su cola para confundirme pero terminó siendo en vano, la atrape, si te preguntas para que lo hice pues fue obviamente para comérmela, primero aplaste su cabeza para que no sufra, o no mas al menos, y luego la abrí, saque todos sus intestinos y use la llama del anillo para cocinarla, me quedo un poco chamuscada pero créeme después de mas de una semana sin apenas comer, subsistiendo gracias a las energías de un trono mágico cualquier tipo de carne es deliciosa, por supuesto tengo mis límites claros, no comería cualquier tipo de carne, pero al menos carne de lagartija chamuscada si estaba en la lista de lo que estaba dispuesto a comer.
El octavo día fue menos cansado de lo que esperaba y creo que es porque el collar me ayuda a tener mucha mayor resistencia, no estoy del todo seguro, pero supongo que dentro de un par de días lo sabré, después de todo seguro necesitaré más de una semana para llegar al lugar en el que cayó esa estúpida estrella.