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Capítulo uno

ADVERTENCIA

EL ARCHIVO DEL MUNDO SE HA CORROMPIDO

NIVEL DE DIFICULTAD MUNDIAL [ FÁCIL ]

ACTUALIZANDO INFORMACIÓN

NIVEL DE DIFICULTAD MUNDIAL [ DIFÍCIL ]

Nuevamente como antes, al abrir los ojos me encontré con un extraño panel semitransparente de lo que parecía conocer ahora como "Sistema".

Ciertamente al inicio me pareció sofocante la idea de estar muerto y que algo o alguien haya secuestrado mi alma para... Lo que sea que fuera esto, de todas formas, poco me importó, después de todo ya estaba muerto, ¿no?

Solo me queda disfrutar del mundo que tanto aprecié de joven y que ahora todo estaba en mis manos. ¿Podría cambiar la historia?

Bueno, al parecer ya cambió sin que yo haga nada, supongo por lo que me informa el panel.

AVISO

Por la corrupción del mundo, el Tester tendrá que subsistir y desarrollarse en una dificultad más alta, ya que la Raza [ Demonio ] ha evolucionado ligeramente por la corrupción, necesitando menos consumo para su vida y desarrollo, logrando que la competitividad de la ingesta decreciera enormemente y consiguiendo de esta forma poder cooperar en grupos.

[¡Ping!]

Debido a este imprevisto, el Tester será recreado en una [ Zona segura, rango J ], así como también recibirá [ x1 habilidad rango aleatorio, x1 don innato rango aleatorio ] como medida de seguridad adicional para él.

Bien... Estaba en la mierda.

Solo quería gritar, maldecir y hasta escupir al panel del sistema, pero de nada iba a servir hacer eso. Era una molestia realmente, pero sé que encontraría la manera de alzarme ante todos tarde o temprano, así que esto solo aceleraba las cosas.

Mientras tanto y sin pensarlo mucho más, decidí que era momento para utilizar esas recompensas adicionales.

[¡Ping!]

¡Has obtenido x3 Dones Innatos!

¡Has obtenido x1 Habilidad!

Sentidos Altamente Agudos (Tacto, Vista, Equilibrio; Rango A):

Bendecido por el mundo. Sus sentidos del tacto, la vista y el equilibro son ampliamente superiores al humano promedio, pudiendo reconocer a un jabalí a cinco kilómetros de distancia sólo por la vibración que ingresa por sus pies, ver un aguila buscando su presa a diez kilómetros limpiamente de donde estés y hasta poder meditar profundamente en un alto y angosto tronco de madera solo utilizando la punta de tus pies.

Regeneración Bestial (Rango A):

¡Solo dame un minuto! Siempre que el Tester esté fuera de combate o entrenamiento, sus Puntos de Vitalidad, Puntos de Aguante y Puntos de Respiración se regenerarán un 400% más rápido.

Cuerpo Bendecido (Rango S):

¡Fuerte y flexible como el bambú! El Tester recibe una disminución del 30% de todo el daño recibido. 250% más de aguante.

Combatiente de Armas Duales (Rango F):

¡Nacido para luchar! El uso de armas cortas duales es natural y eficaz para el Tester. +25% daño usando armas cortas duales.

Por primera vez, inspeccioné la habitación en la que estaba, notando el clásico estilo japonés que se veían en el manga, haciéndome sonreír por un momento.

Me costó poder levantarme con la naturalidad de siempre en la cama, notando esta demasiado grande para mí... Espera, la cama no es demasiado grande, ¡yo soy demasiado pequeño!

Aterrado, gimoteé mentalmente rogando por la intervención del sistema.

"¡S-Sistema, muestra mi estado ahora!"

[¡Ping!]

Estado:

Nombre: Hitsugaya Ryuudai

Edad: cinco años (5)

Raza: Humano

Nivel: uno (1)

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Puntos de Vitalidad: 15/15

Puntos de Aguante: 17.5/17.5

Puntos de Respiración: -

Vitalidad: 3

Fuerza: 5

Destreza: 5

Agilidad: 5

Inteligencia: 1

Sabiduría: 1

Carisma: 15

Suerte: 1

Dones Innatos:

• Belleza absoluta (Grado B) :

No importa cuáles sean sus gustos u orientación sexual, cualquier persona que se fije en tí, quedará aplacado íntegramente por tu belleza, dándole una mejor postura hacia ti. Da un gran aumento de puntos en estadística [ Carisma ] a medida que pasan los años.

• Regeneración Bestial (Rango A):

¡Solo dame un minuto! Siempre que el Tester esté fuera de combate o entrenamiento, sus Puntos de Vitalidad, Puntos de Aguante y Puntos de Respiración se regenerarán un 400% más rápido.

• Cuerpo Bendecido (Rango S):

¡Fuerte y flexible como el bambú! El Tester recibe una disminución del 30% de todo el daño recibido. 250% más de aguante.

Habilidades:

Combatiente de Armas Duales (Rango F):

¡Nacido para luchar! El uso de armas cortas duales es natural y eficaz para el Tester. +25% daño usando armas cortas duales.

Cinco años... ¡Era un maldito niño! Mierda, cualquier Demonio podría comerme tranquilamente ahora mismo siendo tan débil. ¿Tuve padres o familia al menos?

Viendo el lado positivo, había adquirido buenos dones que me ayudarían a avanzar más rápido, ¡uno Rango 'S' incluso! Aunque obtuve una habilidad... Debatiblemente mala.

Rascándome la cabeza, decidí salir del modesto cuarto para investigar y conocer mi situación.

Al salir, me encontré con que mi casa era una finca preciosa, , tal vez de veinte metros cuadrados en totalidad y como mucho. Con tres baños, un lavadero, varias habitaciones, una cocina y una sala de estar en la que cómodamente quince personas podrían descansar. Todo estaba pulcramente ordenado y el cálido aroma amaderado y casi imperceptiblemente húmedo me generaba una inmensa sensación de bienestar. Para saciar mi curiosidad, asomé mi cabeza fuera del hogar, siendo repentinamente atacado por una potente pinza en mi oreja.

"¿Qué te he dicho de salir tan desabrigado, Ryuu-kun? Voy a molestarme mucho si te resfrías. ¡Nevó toda la noche!" Rechistó una dulce e impostada voz.

Al soltar mi oreja, automáticamente la sobé en búsqueda de aplacar mi molestia, mientras veía de soslayo a una mujer a mediados de sus veinte, morena hasta la mitad de su espalda y con unos ojos increíblemente negros. Según el sistema me había informado al momento de entrar en el mundo, se trataba de mi madre, Yume Hitsugaya.

"Lo siento, mamá, ya iré a abrigarme... Buenos días, por cierto".

"Buenos días a tí también, precioso. ¡Dejé tu desayuno manteniéndose caliente en la cocina!" Gritó antes de desaparecer nuevamente en mi campo de visión. Diablos, tenía un super sentido del tacto y aún así no le preste atención cuando la oí caminar por fuera. Podría haber esquivado eso.

Luego de desayunar dos bollos especiados de pan con queso y un té, mis ansias de ver el mundo decidí por fin cuidarme con un gorro y una bufanda de lana, cerrando mi abrigo antes de salir corriendo. Afuera, un fino mar arenoso de blanco tapaba el suelo, destacando unos bellos árboles de glicina gigantes que cubrían la finca por todo su alrededor, dando la sensación de que era un pequeño bosque con tonalidades violáceas.

Afuera, alejado a varios metros, pude notar un edificio más pequeño que la casa pero con una arquitectura similar al edificio principal, por lo que no pude evitar sentir curiosidad y dirigirme a él. Adentro, estaba mi madre limpiando junto a un hombre el lugar. Noté automáticamente que se trataba de un dojo, por lo que nuevamente la curiosidad se encrispó.

"Buenos días, mamá... Buenos días, papá".

Al oírme, el hombre de pelo azabache hasta la mitad de su espalda se giró. Su mirada penetrante me analizó de una forma siniestra, pero su cálida sonrisa calmaba mi ansiedad.

"Buenos días, Ryuu-kun. ¿Vienes a saludar a tu padre antes de que comience su clase?" Preguntó jovialmente el mayor, acercándose a mí y acariciando con energía mi cabello.

Ciertamente, cuando el sistema filtró la información notificándome de la historia del lugar donde residía y sobre mis padres.

Resulta que el padre de mi madre, mi abuelo, era el dueño de esta finca. Era una persona adinerada pero no rica, y un aficionado a las artes marciales y el camino de la espada. Una noche de tormenta, un extraño espadachín pidió asilo momentáneo debido a esta. Claramente mi abuelo accedió de inmediato, brindándole el espacio, una cena caliente y una conversación amena y positiva. Esa misma madrugada un grupo de ladrones intentó asaltar la finca; mi abuelo, Genryuusai, ya entraba en sus sesenta años y contaba con una lesión en su pierna que le impedía luchar decentemente, pero aún así intentó plantarles cara a esos sucios saqueadores.

Pero cuando el espadachín desconocido se presentó en el conflicto, luchó férreamente contra ellos en solitario, saliendo victorioso con tan solo una pequeña cicatriz en su ceja derecha. Ese espadachín era mi padre, y desde ese momento Genryuusai lo tomó como su hijo, casándolo con su única hija.

"Bueno, ese es uno de los motivos..."

"Mhm... ¿Cuál es el otro?" Preguntó, mirándome espectante aún con una sonrisa iridiscente.

"Quiero aprender a pelear".

Mi padre, un ronin de veinte años, maestro de la espada y del combate, tenía un futuro brillante por su parte como maestro según mi abuelo, por lo que apenas contrajo matrimonio con mi madre, lo motivó constantemente a que trabaje como tal, dándole como regalo de bodas un pequeño almacén, convirtiéndose con el pasar de los años en un bellísimo y pulcro Dojo.

"Entiendo... Tuve que comenzar a luchar ferozmente desde que aprendí a caminar, por lo que no está mal que te enseñe ahora que cumpliste tus cinco años hace poco. ¿Por qué quieres aprender, Ryuudai-kun?"

Realmente no necesitaba pensar mucho la respuesta, ¡Necesitaba saber patear culos para matar demonios lo antes posible!

"Necesito ser fuerte, ¡necesito ser el hombre más fuerte!"

"Bien bien, eso es una muy buena meta. Pero ¿por qué quieres ser el más fuerte? Dime, Ryuudai-kun, ¿Qué harás cuando seas el más fuerte?"

Eh, no lo sé... Necesito ser el más fuerte para matar a todos los demonios de este mundo y mantener a salvo a ustedes y a la gente que aprecie, pero realmente no tengo idea de qué será de mi vida en el momento donde sea el más fuerte.

"Quiero poder defender a las personas, padre... Soy un niño pequeño, pero aún así quiero volverme el más fuerte para cuidar a las personas no solo de los demonios, sino también de los humanos" dije con rectitud y la mayor seriedad que un infante puede representar.

Me preocupé cuando mi madre me miró con agudeza. Parecía increíblemente molesta, y un ceño cargado de preocupación dañaba su bello rostro. Pasaron los segundos y su mirada luciférica pasó a mi padre, que dejó de mirarme como si quisiera encontrar algo dentro de mí para combatir la tenebrosa presencia de mi madre. No hubo palabras de por medio, parecía que estaban hablando con la mirada, intentando persuadir al otro constantemente.

Un suspiro salió de la boca de mi padre, preparándome para cualquier tipo de respuesta.

"Sigh... Asesino de demonios, eh. Es un camino muy difícil, una de las ramas más infernales y peligrosas que un guerrero puede elegir... Pero también la más noble. ¿Estás seguro, Ryuudai?" Su mirada era tan dura y fría como el acero mientras apoyaba firmemente sus callosas manos en mis hombros.

Mi madre, aún molesta y cruzada de brazos estuvo de acuerdo con cómo llevó las riendas mi padre, mirando al suelo como si estuviera pensando en algo triste y preocupadamente.

"Sí, padre. Los demonios son una de las pesadillas más malvadas y peligrosas en el mundo. No podría crecer sabiendo que soy incapaz de defender a mamá en los momentos que no estás en la finca. Quiero entrenar, quiero ser fuerte, y quiero ser capaz de defenderlos".

Mi voz sonaba infantil pero firme y decidida, cosa que mi padre notó con claridad. Ell agarre que sujetaba con fuerza mis hombros se ablandó, y volvió a sus metro setenta de altitud.

"Es una decisión digna y noble la que acabas de tomar. Tu camino nunca será fácil, y deberás dar todo de tí, por eso explotaré todo tu potencial al punto de que puedas expandirte y que tu espada sea temida por tus enemigos... Pero que también tu corazón sea amado por tus amigos. Prepárate, hijo mío, desde hoy, dejas de ser un niño y crecerás como hombre... El entrenamiento comienza ahora".

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