—"¡Elías!¿¡Qué haces hombre!?¡Levantate ya idiota!"— Escucho una voz distante. ¿Qué pasa?¿Estoy inconsciente? Escucho hierros chocando, ondas de viento viajando y cortando las hiervas, siento... ¿Calor?¡Está hirviendo!...
—"¡Aahh!¿¡Qué mierda!?"— Mis brazos, se están quemando, mi ropa casi fue deshecha por una rafaga de fuego. —"¡¿Kade?!¿Qué te pasa?".
—"No levantabas tu culo del suelo, ahora ayudame"— No lo puedo creer... ¿Qué está pasando?¿Cómo llegué aquí? Ah... Ya lo recuerdo.
— o —
Aún recuerdo aquel día en el que llegué a este pueblo, como mis ojos se iluminaron al ver un lugar tan agradable... Los senderos y calles ausentes de personas estaban cuidados, parecía como si la actividad en ese lugar se había esfumado hace siglos. Era todo silencioso...
Pasé por en frente de varios locales, desde una panadería improvisada donde habían varios dulces exóticos de la zona, todo adornado de colores pasteles, que a día de hoy me sigo preguntando como consiguieron. Más abajo en la calle había una cabaña de madera antigua, decorada con señuelos de pesca y peces disecados, era obvio pensar que sería la casa de un pescador del pueblo, en todo caso tenía una vibra sencilla y calmada, más aún cuando cerrabas los ojos y podías escuchar a las olas calmadas golpear con suavidad el muelle que tenía al lado. Mirando alrededor había podido distinguir una caseta tosca de madera y piedra, habían hornos gigantes y muchos restos de metales. En las paredes se podían ver lanzas, martillos y azadas. Parece que este lugar nunca había sido de guerreros.
Mi primer día fue problematico, intenté encarecidamente encontrar un lugar en el que quedarme. Busqué en los sucios callejones y asoteas, rincones vacíos y plazas llenas de gente, y aún así parecía que todos estaban demasiado concentrados en las jarras de cerveza que tenían en su mano, parecía como si todos estuvieran siendo controlados por una especie de ''dios del embriagamiento''... Que penoso fue darme cuenta que ese lugar solo era bonito, en sus entrañas solo era otro lugar más, pero aún así decidí tomar las riendas y pese a todo, intentar... Y depués de haber pasado horas caminando, cansado y hambriento, alguien se acercó por mi espalda y me sacó de mis pensamientos.
—"Hola, disculpame por la molestia. ¿Podrías darme una mano?"— Esa voz garrasposa y pesada, sin siquiera darme la vuelta ya había entendido que era un anciano, pero al verlo casi caí de espaldas, era un hombre tan mayor que creo que, si no fuera por su bastón, hubiera caído al piso al salir de su casa. Su apariencai indefensa automaticamente me hizo decir un "Claro, ¿por qué no?".
—"Muchas gracias jovencito, verás, tengo un problema con ciertas alimañas..."
—"¿Alimañas?"— Respondí, no sabía que era lo que me iba encontrar, y siendo tan pequeño, francamente ni siquiera me lo puse a pensar, necesitaba freneticamente alguna recompensa por ese trabajo. Sino, podría haber muerto, así que sin titubear le dije — "Lo haré, pero quisiera una recompensa".
—"Claro que si muchacho, tengo algunas monedas sueltas por ahí"— Su expresión al decir eso casi fue escaofriante, pero no pensé en eso, ni en el trabajo. Aún asi creo que debía hacerlo.
Pasé horas intentando agarrar y matar unas ratas en un callejón del infierno, hubiera sido normal quizas, pero estaba lloviendo y no se veía absolutamente nada... ¿Lo peor? Solo me dieron 20 monedas de cobre. El anciano me dijo que se llamaba Ronald y sonrió de forma muy egoísta cuando me dió esa mísera cantidad de monedas, su boca decía "muchas gracias por el trabajo", su cara y expresión corporal gritaban "ahora vete animal". No mentiré, me decepcionó, pero aún así fuí directo a la panadería que ví nada más llegué, ví al encargado del lugar... Debían ser las 11 de la noche y se molestó por que yo estuviece ahí. No se si había sido cosa de mi mente que no lo recordaba bien por el hambre, o si decidí conscientemente mentir, pero le pregunté si podía comprarme algo por 12 monedas de cobre, alegando que era todo el dinero que tenía... Ese tipo, me vendió una barra de pan vieja con moho, eso no costaba ni unas miseras 5 monedas. Aún así logré guardar algunos ahorros del día y me fuí a dormir a un rincón casi igual al otro dónde maté a esas ratas, no pude evitar sentir remordimiento por hacerlo, debían estar en la misma situación que yo en ese momento.
—o—
De repente una explosión me sacó de mi cabeza... El campo está lleno de cuerpos, las calles prolijas están quemadas y masacradas. ¿Qué les pasa a estas personas?¿No saben de los civiles que hay? Esto es increíble, de verdad...
—"¡Elías cuidado!"— A las duras penas pude bloquear eso, conjuré una capa de tierra solida en mi mano que absorvió la lanza de agua... Esta magia es demasiado rara. ¿Quién mierda son estas personas?
Los ataques vienen de todos lados. Se me acercó un enemigo con una espada corta en mano, lanzó un corte a mi abomen, lo pude esquivar echandome para atrás, pero él lo previó y preparó una llamarada... —No te voy a dejar— Con mi mano creé un guantelete de tierra y lo puse en frente de la mano que está a punto de estallar en llamas. La explosión es redirigida a todos lados, quema, pero no me hizo daño. Sin más preambulos aprovecho la distracción del fuego y con el mismo guantelete, ahora hirviendo, le doy un golpe en el higado que lo lanza unos metros detrás y lo termino barriendo su cabeza con un gancho de derecha, quedó inconsciente.
—"¡Kade! Detrás"— Traté de advertirle a mi amigo que un idiota se estaba acercando por detras a punto de apuñalar su riñón. ¡Él lo vió! Pudo esquivarlo, agarro la cara del atacante con una mano y de su palma lanzó una llamarada poderosa que dejó sin rostro al agresor. Aunque eso me pareció exsesivo. Vienen dos más, el primero lanzó un corte a mis ojos, me agaché para poder barrer sus piernas, cayó y me abalanzo encima suyo para golpear el siguiente con un golpe directo a la nariz, luego agarro la muñeca del primero que intentó dar un corte desesperado, aún así le dí un golpe en el abdomen y luego clavé su espada en su muslo, dejándolo clavado al piso, no sin antes golpearlo para que se desmayase. Kade está también venciendo por su parte, llevamos mucho tiempo peleando aquí... ¿Cuándo se va a acabar? Espera... No hay nadie más, he peleado como con cerca de 50 hombres... ¿Ya acabó? Ah... Que alivio.
—"¿Qué es esa cara de susto? Hiciste un espectáculo ahí El"— No puedo con esa cara... Esa cara de haber estado disfrutando tanto masacrar a esos bastardos, aunque si vinieron a atacar una aldea tan tranquila supongo que se lo merecen... Oye oye. ¿Y los muchachos?
—"Kade, y los muchachos. ¿Dónde están?"— le pregunto con bastante temor en mi voz —"Ellos están bien, se quedaron dentro de la iglesia como les dijimos".
—"¿Estás seguro?"— Tengo miedo de que les haya pasado algo...
—"El... Son unos chicos obedientes, no te preocupes tanto".
No voy a esperar más, solo iré ahí a ver si están bien. Tienen que estarlo, nosotros los entrenamos después de todo, son buenos chicos, y Ellie es muy buena con la magia de agua, de seguro están a salvo...
—"¿¡Chicos!?¿¡Están aquí!?"— Grité en la puerta de la iglesia derrohída, queriendo escuchar a alguno de los muchachos acercarse o algo así.
—"¡Estamos bien El!"— Oh dios que alivio me da escuchar sus voces. No me di cuenta, pero por el cansancio y la liberación del estres caí de rodillas al piso, y estoy... Tengo sueño.
—o—
Todavía tengo en la cabeza la forma absurda en la que conocí a Kade, él sin duda era un idiota. Vivía la vida sin reglas y hacía cualquier cosa por sobrevivir, pero encontramos algo en común, la casa en la que nos quedamos. Una vieja choza casi en perfecto estado, estaba abandonada, después preguntando descubrí que los dueños anteriores se fueron del pueblo y quedó sola, parece que llegamos justo a tiempo para ocuparla... No nos conocíamos, Kade era demasiado energético y algo distraído; siempre hacía locuras, moviendose por las vigas con sus manos y pies, de una forma tan irracional, pero que por alguna razón le funcionaba. Siempre creí que se le había zafado un tornillo, no puede ser que alguien sea tan torpe a propósito.
Él había llegado primero a la casa, llevaba unos días viviendo ahí, aún así, en lugar de sacarme a la fuerza se quizo hacer mi amigo, y yo no quería pelear con alguien en mi estado demacrado, y ahora que lo pienso, hubiese perdido si lo hubiera intentado, ese chico es de verdad mucho mas fuerte de lo que aparenta. Pasamos un tiempo juntos y creamos ciertas normas, el dijo —"Sería de mucha ayuda que no gastemos todos los recursos que tenemos, debemos trabajar juntos y prométeme que vas a traer al menos unas monedas al día". Fue tan drástico el cambio en el ambiente que decidí poner mis propias reglas, y dije —"Bueno, quisiera que no le hagas daño a nadie. También me gustaría que no hagas mucho alboroto que atraiga a los curiosos". Era de esperarse que aceptase, pues parece que se sentía muy solo, con los años nos hicimos buenos amigos, teníamos mas comodidades y nuestros ahorros ocultos del otro, era todo bastante tranquilo hasta que nos encontramos a una pequeña niña en un callejón, habríamos tenido él y yo unos 11 años y esa pequeña recién tenía 5 o 6. Nos rompió el corazón verla tan indefensa, sedienta y hambrienta. Solo pude recordar a aquellas ratas que maté, así que sin preguntarle siquiera a Kade, la llevé en hombros a casa, pero Kade estaba lejos de enojarse conmigo, después me confesó que si no lo hubiese hecho yo, él lo hubiera hecho en mi lugar. La chica creció fuerte y hábil, nada mas con 7 añitos pudo usar magia, y eso que Kade y yo pensbamos que eramos especiales al despertar la nuestra a los 8, creo que ambos la envidiabamos un poco, pero aún así, la críamos y cuidamos por mucho tiempo, no tardamos ni un año en ponerle un nombre, Ellie... No pasó un año más y Ellie parecía una madre, aún así no la dejabamos hacer todo en casa y procurabamos traer siempre comida para hacer juntos. Y, un tiempo después, se agrandó la familia, dos hermanos aparecieron en el pueblo, eran un poco mas jóvenes que Ellie, pero decidimos aún así abrir las puertas de nuestra casa y decidimos usar nuestros conocimientos para enseñarle a ellos y a Ellie a usar mejor su magia. Los muchachos se llamaban Reginald y Timoteo, ambos con muy buena capacidad de concentrar maná, especial apego por el maná de viento, aún así, separados eran bastante malos, pero juntos, eran imparables.
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Creamos una familia, un lugar feliz en un pueblo tan amargo, creamos conecciones con aldeanos que si se preocupaban por nosotros y de vez en cuando nos daban trabajo, eramos felices... Hasta que llegó otro integrante a la familia, un niño de unos cuatro años, nadie podía cuidarlo, así que Ellie se ofreció para darle una niñez normal, aunque ella tenía solo unos 12 años y nosotros, Kade y yo, 17. Las cosas se pusieron complicadas, justo se estaba desatando algo en el continetne que afectó al comercio del pueblo, las cosas escaseaban y no teníamos dinero para sobrevivir bien, ni siquiera podíamos tener un trabajo normal porque todos en el pueblo sabían que eramos huérfanos. Nadie quiere a alguien sin educación trabajando para ellos, a Kade le molestaba mucho que nos tratasen así, pero aún así se comió su orgullo y siguió trabajando hasta que colapsó del cansancio y el estrés. Entre Ellie y yo lo estuvimos cuidando para que mejorase, los otros muchachos no estaban enterados exactamente de que pasaba, pero intentamos calmarlos de la mejor forma...
Y así empezó una etapa dura para mí, me contrataron para trabajos de construcción en un nuevo lugar, parece que iban a conectar el pueblo con el resto del continente con un camino o algo así, y ese lugar era una caseta enorme dónde la gente supuestamente pararía a hacer negocios, en mi estadía ahí crecí bastantes músculos y me volví resistente a muchas cosas, pero no estaba casi nunca en casa, y ni siquiera sabía si Kade se encontraba bien. Pero un día pasó algo, me encontré con Kade en el pueblo, pero no como me lo esperaba. Era muy tarde en la noche, Kade se metió a hurtadillas a la carnicería local para conseguir comida, entró y salió con su habilidad única de agilidad, y su baja estatura lo ayudaba a meterse en lugares pequeños con más facilidad. Lo ví salir corriendo, nadie se dió cuenta de que alguien les había sacado material en su cara. Aún así lo confronté.
—"Kade. ¿Qué haces?".
—"El... Espera, puedo..." — "No Kade" — Lo interrumpí, habíamos quedado en que no le haríamos daño a nadie, y eso contaba como ello.
—"No podemos convertirnos en eso que nos ha estado jodiendo la vida desde que somos unos bebés".
—"¡La situación está de la mierda Elías! ¡¿No has visto a Ellie?! Ella... Ella está agotada de todo esto, tengo que ayudarla".
—"¡Eso estaba haciendo! Llevo gastando mi vida por semanas para poder tener un buen dinero y comprar todo lo necesario, ¡y ya casi lo tengo! Ésta no es la forma Kade".
—"El, por dios, si demoras un poco mas podría morir el niño, eso le dará muchisima tristeza a Ellie, no puedes hacer eso".
—"¿Y eso justifica robar? ¡No debemos convertirnos en eso!".
—"Elías, no podía solo quedarme parado con la situación así, no hay dinero en el pueblo. ¿Y piensas que me voy a poner a trabajar sin algún tipo de pago y ver como ¡mi familia! se desmorona?".
—"Podrías haberlo hecho y haberle dado algo a ellos sin tener que llegar a esto...".
—"¡Está bien! No lo volveré a hacer..."— Siempre lo pensé... Algo en su cara me decía que en realidad no quería decir eso. Pero le agradezco que me haya hecho caso todos estos años...
—o—
—"Querido hermano mayor espero que te mejores, Ellie... Esa niña te quiere más que a nadie en el mundo. Que envidia hombre"— Una voz familiar me desperó de mi ansiado receso, es Kade, está sentado al lado de mi camilla, creo que seguímos en la iglesia.
—"Si ella escribió eso. ¿Dónde está?"— Le pregunté, bastante cauteloso por el sueño que acababa de tener. Pensé que había olvidado nuestra historia... Parece que no me podré librar de estas cargas nunca.
—"Está en la escuela...¿Oye por qué estas sonriendo? Es aterrador".
—"Perdón perdón, solo tuve un bonito sueño"— Aunque no recuerdo el final, siento que me dejó un mal sabor de boca, bueno, no le daré importancia la verdad.
—"Oye, necesito que te levantes, tenemos visitas en el pueblo"— Su tono tranquilo cambió brutalmente a algo mucho más serio, es increíble ver a Kade así...
—"¿Qué pasó? ¿Más enemigos?".
—"Peor, son soldados, están haciendo preguntas sobre que pasó aquí".
—"No demoraron nada...".
—"El... Llevas durmindo casi dos días"— ¿Dos? Por dios, soy un desastre...
—"En todo caso vayamos cuanto antes a hablar de esto"— Kade asintió con la cabeza y ambos caminamos a el sitio de comercio del pueblo, me siento tan orgulloso de haber sido parte de su construcción...
Llegamos al lugar... Hay tres soldados en una esquina susurrando cosas, no puedo descifrar que dicen, pero nos están mirando demasiado. En una mesa en el centro de la habitación hay un hombre sentado, no parece ser mucho más mayor que nosotros, pero parece ser de un alto rango militar. Tiene una chaqueta negra con bordes dorados, clasico del uniforme del ejercito, tiene varias cicatrices y parece ser muy poderoso... A su lado están algunas personas del pueblo, según lo que escucho parece ser que hablan sobre lo que pasó con ese grupo de lunáticos.
—"Ustedes dos. Según me han contado, parece que han hecho un revuelo con esos tipos."— El hombre se refirió a nosotros con un tono implacable, incluso el mismo Kade, tan orgulloso, tiró su mirada al suelo por el poder de la voz de este hombre.
—"No se que le dijeron las personas del pueblo, pero solo estabamos protegiendolos".
—"No lo dudo hombre... Pero si son ustedes, necesito tener unas palabras con ambos ahora".
—"¿Por que deberíamos?".
—"Porque yo lo digo"— He de decir que le cayó la boca al infame Kade, parece que ni siqueira él puede sentirse sereno en esta situación.
—"Claro, tengamos unas palabras..." — Dejé un breve silencio para que el hombre se presentase adecuadamente.
—"Soy Andrew, general Andrew".
—"Bueno "Andrew", de que nos quiere hablar".
—"Para tí es "general", muchas gracias por escuchar".
—"Ah... Bueno general, asumo que primero nos podrá explicar que fue todo eso. Si están aquí, debe ser por algo".
—"Asumes bien... Una rebelión está arrasando con el continente, unos salvajes que quieren regirse por la ley del más fuerte, atentan con matar a todos por diversión y sentire superiores; unos psicópatas".
—"La razón por la que quieres hablar con nosotros no es para darnos las gracias. ¿Verdad?" — El general Andrew se puso serio y se levantó de su silla, entonó su voz y dijo — "Estamos reclutando soldados, esta guerra no la pueden ganar personas cualquiera. Nuestros cadetes mueren a diario por la bestialidad de estos malditos. Pero ustedes... Ustedes han acabado con un batallón pequeño de esa escoria. Me gustaria que se unan a mi ejercito".
—"Señor, tenemos familia aquí, no podemos abandonarlos".
—"Exacto, sin nosotros estan solos e indefensos".
—"¿Y qué crees que pasará si viene una tropa mas grande de lo que pueden manejar?".
—"Lo mismo que pasaría si estamos lejos".
—"Si... Pero ustedes en el campo de batalla darían muchos problemas como para que intenten atacar a una aldea insignificante, gastanto recursos preciados en eso".
—"Prefiero quedarme aquí y protegerlos".
—"...".
—"¿El? Hermano. ¿Estás bien?".
—"Si hacemos esto podríamos parar esta guerra, podríamos protegerlos y después sacarlos de ese pueblo de mala muerte".
—"¿¡Y los vas a abandonar!?".
—"Él parece un hombre de palabra, seguramente cumpla con proteger el pueblo. Y si logramos esto, con nuestros méritos y nueva vida, podríamos conseguirles una vida nueva a ellos también... Piénsalo Kade".
—"Pero... Ah... Tienes razón, si quiero sacarlos de esta mierda de lugar que nos trata como si fuesemos unos insectos".
—"Entonces está decidido. Estoy seguro que su aporte en esta guerra será crucial, se los agradezco".
Así fue como el general Andrew se levantó, hizo una señal a los otros soldados y todo el mundo se retiró del pueblo sin hacer mucho escándalo... ¿La guerra eh? Esto tiene pinta de que va a costar demasiado. Pero... Si conseguimos salir de esta victoriosos, Ellie, Reginald, Timoteo, George... Ellos podrán tener mejor vida que Kade y yo. Aunque es mentira, no es solo por eso... También creo que quiero ser alguien, quiero dejar mi huella y decir que fui parte de los que salvó al mundo, y que mi nombre sea reconocido, o por lo menos que nadie me discrimine a mi o a mi familia por ser como somos. Está decidido, voy a dar lo mejor de mí. ¡Y voy a terminar ésta guerra vivo!