“¿Cómo se supone que le enseñe si soy muda? Agh.” Aquellos fueron los pensamientos de Allyson mientras intentaba buscar alguna manera de enseñarle a aquel chico a utilizar el poder que poseía. La realidad es que estaba corriendo riesgos al permanecer allí, pero le intrigaba saber qué tan lejos podía llegar. Si el joven Jerre mejoraba podía reconstruir toda esa granja, arreglar cualquier problema y seguramente mejorar drásticamente los últimos años de vida de sus padres. Ni hablar de que podía incluso conseguir cualquier clase de trabajo fuera de la granja y ganar gran cantidad de dinero.
Aquellos que nacían prodigiosos y eran capaces de utilizar el poder de su alma con tan poca edad e incluso poseían afinidades raras eran sumamente buscados para toda clase de trabajos, Lys misma no había entrado a los cuervos sangrientos por pura coincidencia, sabían perfectamente cuáles eran sus capacidades y por eso decidieron entrenarla, pero pese a todo el entrenamiento siempre hubo cierto desdén de la joven asesina hacia la idea de acabar con la vida de otros, de hacer siempre lo que era justo.
Su moral era más fuerte de lo que hubiesen imaginado, y el líder de los cuervos sabía perfectamente esto, fue por eso que le ordenó a Sauvre que acabase con su vida, o al menos eso imaginaba, eso deseaba creer… Sin embargo todavía cargaba con el peso de aquellos dos hombres a los que le arrebató la vida con tanta facilidad, como si su vida no tuviese el mas mínimo valor, con un simple movimiento tan memorizado que era capaz de ser ejecutado sin que siquiera ésta lo piense, para su cuerpo la idea de matar era tan natural como respirar y eso era algo que siempre le había aterrado desde aquella última misión.
Tras algunas semanas de arduo trabajo en la granja, Lys y Jerre encontraron el tiempo libre necesario para comenzar a practicar, así que allí se encontraban, en el viejo granero con su única fuente de luz siendo una simple lámpara. Jerre no quería que sus padres se enterasen que él también había manifestado su afinidad así que el entrenamiento debía ser a escondidas. Lys había pasado una mala noche el día anterior, así que aquella distracción era justamente lo que necesitaba para dejar atrás su pasado.
Sin embargo… enseñar sin poder hablar iba a probar ser cuanto menos difícil, y el joven Jerre no sabía leer así que es complicaba las cosas aún más.
“Entonces… ¿Cómo haremos para entrenar?” Pregunto el chico, estaba algo nervioso por la situación en la que había terminado, después de todo se encontraba a solas con una joven mujer, y aunque su cuerpo tuviese el aspecto de alguien mucho más chico, su edad era la de un adolescente.
“hum, está nervioso.” La chica pensó para sus adentros mientras observaba al joven. Si en algo era buena, era estudiando a las personas, si se concentraba lo suficiente podía hasta saber cuándo alguien mentía, toda persona suele hacer muecas distintas a la hora de decir la verdad o mentir, como evitar el contacto visual, bajar la mirada, subirla si están pensando en algo que de verdad paso e intentan recordarlo, así como en general el latido del corazón el cual se acelera normalmente cuando uno está mintiendo, algo que podía notar si usaba el poder de su alma para potenciar su capacidad auditiva.
Lys chasqueo los dedos frente al joven, su rostro se tornó serio, se paró firme y comenzó a respirar con calma, movía las mas manos de abajo hacia arriba en coordinación con su respiración, incitando al joven a imitar su gesto. Jerre comenzó a respirar profundo concentrándose. La clave para controlar la afinidad que ambos poseían era un pensamiento claro y creativo, la imaginación era sumamente importante al igual que el conocimiento, uno debía saber exactamente qué es lo que quería lograr para poder manifestarlo.
La joven asesina estiró su mano concentrándose y comenzando a crear una pequeña figura de madera con forma de caballo, algo simple mientras esperaba que el chico le siguiese el paso e imitase su acción.
“Debo… ¿Debo intentar hacer lo mismo?” El joven estaba algo inseguro al respecto, trago saliva e intentó comenzar a crear aquella figura, sin embargo su claro nerviosismo solo le llevo a un final desastroso. Aunque una pequeña figura comenzó a formarse sobre su mano, esta se retorció perdiendo toda forma que pudiese haber llegado a tener.
“No está mal para una primera vez…” Pensó mientras esbozaba una leve sonrisa ante aquel fallo.
“Yo… esto… eh… lo siento, me puse nervioso. “ El chico se había sonrojado un poco por los nervios y las cercanías con quien ahora se estaba convirtiendo en su maestra, los nervios eran su peor debilidad al utilizar aquella afinidad elemental pues sin una mente fría y un pensamiento claro no había manera de que pudiese generar algo con la forma correcta.
Lys negó intentando reconfortar al joven, apoyando su mano sobre su hombro, aquella era solo la primera verdadera práctica, sabía bien que no iba a lograrlo a la primera, menos con alguien que no podía explicarle en detalle qué debía hacer, su entrenamiento iba a tomar mucho más tiempo debido a eso.
Con nerviosismo ante la cercanía, Jerre se alejó de la joven asesina, dándole la espalda y suspirando pesadamente, sabía bien que sus intenciones no eran más que las de ayudarle a controlar su poder, pero en medio de todos esos nervios también había miedo y confusión. Cortando el contacto visual el chico logró calmarse un poco más, simplemente mirando hacia la pared sin mas, negando para sí con decepción de su propio fallo.
“Sabes… mis hermanos también eran como yo, como nosotros. Por eso se los llevaron para la guerra.” Jerre dijo aquello con un tono de tristeza, estaba claro que ese hecho pesaba con fuerza en el joven corazón de aquel chico. Su poder tenía la capacidad de ser tanto una bendición como una maldición, después de todo si otro conflicto entre reinos llegase a provocarse, él se vería obligado a dejar a sus padres solos e incapaces de cuidar de la granja.
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“Miedo, tristeza… necesita aprender a canalizar sus sentimientos de otra manera o jamás podrá concentrarse lo suficiente para materializar algo complejo…” Aquellos fueron los pensamientos de Allyson mientras escuchaba las palabras de Jerre. Comprendía bien como el sentirse de esa manera le bloquease sus habilidades, tener miedo de aquello que le quitó a sus hermanos era algo natural.
Desde aquel día los entrenamientos continuaron, comenzaron a hacerse cada vez más constantes, la chica intentó enseñarle algunas señas para al menos poder comunicarle cosas simples con las que pudiese guiarle durante su entrenamiento, al principio estaba bastante confundido pero con el tiempo comenzó a acostumbrarse y a entender cada vez mejor las enseñanzas que le intentaba transmitir.
Lys demostraba ser bastante empática, entendía perfectamente los sentimientos de Jerre, sabía exactamente cuándo debía presionarlo más, cuando debía parar, y mientras le enseñaba mas y mas ella misma también aprendía, aprendía a tratar con él sin poder hablar, aprendía a enseñarle de mejores maneras.
El tiempo siguió su curso, una estación mas pasaba y un peligroso invierno se acercaba, la joven disfrutaba viviendo en aquel hogar, los padres de Jerre respetaban su privacidad y agradecían la ayuda que les estaba dando con la granja, solo recibiendo comida y durmiendo en el granero era suficiente para ella.
El entrenamiento continuaba y poco a poco Lys se iba dando cuenta que el chico tenía gran potencial. Desgraciadamente ella no fue la única que se dio cuenta de ese potencial. Fuera de su conocimiento, mientras el chico visitaba el pueblo cercano para comprar algunas semillas para plantar durante el invierno, éste nuevamente volvió a encontrarse en problemas, solo que esta vez no estaba su maestra para salvarle la vida.
Sin embargo aquello no era necesario, pues el chico en la desesperación de haber sido rodeado por tres ladrones que querían quitarle el poco dinero que llevaba encima, sin el cual no iba a poder comprar lo que necesitaba para que la granja sobreviviese al invierno que se acercaba, se dio cuenta de lo aterrador que podía ser su propio poder fuera de control, pues en su estado más puro sus efectos podían ser catastróficos.
Un simple toque de su palma sobre el pecho de uno de los ladrones fue suficiente para que la carne del mismo se retuerza violentamente, el hombre retrocedió ante el agonizante dolor de sentir sus órganos retorcerse y mezclarse entre sí, escupiendo sangre al instante y cayendo al suelo de rodillas sin siquiera poder mantenerse de pie.
Los otros dos ladrones corrieron con una suerte parecida al último. Uno de ellos logró aprisionar a Jerre por la espalda, sin embargo su brazo pronto se retorció partiéndose sus huesos en aquel instante, dejando libre al muchacho que ahora corría desesperado hacia la única salida de aquel encierro, el tercero tuvo la mala suerte de simplemente quedarse en su camino, Jerre soltó un fuerte empujón para moverle del camino, mas no fue su fuerza física lo que le hizo mover, sino los devastadores efectos de su descontrolado poder.
Ni siquiera giró para ver el estado en el que les había dejado, simplemente continuó corriendo sin parar.
El entrenamiento de esa noche fue extraño, Lys se dio cuenta que algo había sucedido aunque el muchacho no quisiese contarle nada, estaba claro que se encontraba completamente desconcentrado, mas temeroso de usar su poder que en otras ocasiones.
“Puedo sentir su miedo… ¿Por qué empeoró tanto de un día para otro?” Pensó mientras observaba al joven, intentando deducir que podía ser lo que estuviese perturbando su concentración a tal grado. Finalmente se decidió y simplemente chasqueo los dedos frente a él para llamar su atención, terminando el entrenamiento. La joven intentó preguntarle qué le había sucedido mediante señas, sin embargo el chico se negó y fingió no entender y encontrarse bien, simplemente marchándose a dormir.
A la mañana siguiente Lys decidió marchar al pueblo cercano para intentar averiguar si algo le había pasado durante su estadía allí, después de todo había sido lo único distinto de aquella semana, su viaje a aquel pueblo fronterizo.
Para su sorpresa encontró que la seguridad del pueblo había mejorado, la guardia estaba alterada y parecía estar buscando a alguien en particular, temiéndose lo peor volvió a cubrir su rostro y busco algún callejón pequeño y oscuro donde esconderse. Allí concentró el poder de su alma en sus oídos, potenciando drásticamente su capacidad auditiva para intentar escuchar cualquier conversación que los guardias pudiesen tener que le pudiese interesar.
Sin embargo al instante que intentó mejorar su audición, un sonido ensordecedor casi destruyó sus oídos, llevó ambas manos para cubrírselos con desesperación en lo que parecía querer gritar de dolor. En aquel instante supo que lo peor había sucedido, no había motivos para que algo así estuviese sonando en todo momento, aquel pitido infernal solo podía significar una cosa… los cuervos le habían alcanzado al fin.
Aquel punzante silbido seguía constante saliendo de las barracas donde la guardia se alojaba, Lys sabía que no podía perder el tiempo en aquel pueblo, debía regresar cuanto antes y alejarse antes de que la descubran. Mareada por la desorientación causada por aquel fuerte sonido y con algunas gotas de sangre saliendo de sus oídos, la joven intentó alejarse de allí cuanto antes y regresar a la granja.
Intentó asegurarse de que nadie la siguiese, escondiéndose lo mejor que pudo antes de llegar finalmente a su nuevo hogar, uno que tan pronto perdería. Tras llegar simplemente se adentró en el granero donde descansaba y se dejó caer sobre la simple pila de paja donde dormía. Estaba agotada, sumamente desorientada y temía que hayan podido rastrearle, en ese momento lo que más necesitaba era calmarse antes de que sus poderes comiencen a manifestarse de manera errática.
Intento simplemente calmar sus sentimientos, cerró sus ojos por unos momentos y pudo rendirse ante el cansancio…
Los cuervos le habían encontrado... ahora toda su felicidad se acabaría nuevamente, temía por su futuro, por su vida, por la vida de aquellos que le habían acogido por varios meses ya. Cuando sus ojos volvieron a abrirse ya no se encontraba en aquel granero, sino de nuevo en la capital…