Con determinación en su mirada, se colocó su nueva vestimenta y reconoció sus armas: un par de lanzas de hueso y un par de cuchillos afilados. El estaba listo. Sabía que la aventura que lo esperaba en el norte podría ser la más peligrosa hasta ahora, pero también era consciente de que debía enfrentarla para sobrevivir y, quizás, para descubrir más sobre el misterioso mundo en el que se encontraba.
Mientras el sol comenzaba a asomarse en el horizonte, revisó su equipo una vez más. Sus nuevas ropas de cuero animal estaban firmemente ajustadas, proporcionando protección sin sacrificar la movilidad. Un escudo improvisado en su espalda estaba hecho con ramas firmes y ligeras entrelazadas con lianas, cubierto con hojas y algunas flores venenosas para ahuyentar a los animales cuando se acercaban demasiado. Con cada ajuste, sentía que su confianza crecía.
"Es hora de dejar atrás lo que ya conoces", se dijo a sí mismo mientras ajustaba su escudo. "El norte es un desafío desconocido, pero no puedo quedarme aquí para siempre."
El bosque a su alrededor estaba lleno de sonidos matutinos, pero se mantenía enfocado. Las aves que había visto migrar hacia el norte y el cambio en el comportamiento de la fauna le habían dado una razón más para acelerar su partida. A pesar de haber enfrentado numerosos peligros durante sus dos años en el bosque, el norte representaba un desafío desconocido, y el tiempo se estaba agotando.
"Las aves no se mueven sin razón", murmuró mientras observaba el cielo. "Si están migrando al norte, es porque allí hay algo que necesitan. Quizás también sea lo que yo necesito."
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Con el equipo preparado y la mente enfocada en su objetivo, comenzó su viaje hacia el norte. Sabía que el camino sería arduo y lleno de riesgos, pero cada paso lo acercaría más al corazón de los misterios que albergaba este mundo. La posibilidad de encontrar respuestas y tal vez descubrir más sobre su extraño entorno le daba fuerzas para seguir adelante.
"¿Qué encontrarás allá?", pensó en voz alta. "Espero que sea algo que valga la pena."
Mientras se adentraba en el bosque, sintió un nudo en el estómago. Era una mezcla de ansiedad y emoción. La idea de enfrentar lo desconocido era intimidante, pero también estimulante. Cada paso en la dirección del norte lo empujaba más allá de sus límites, acercándolo a un futuro incierto pero lleno de posibilidades.
"Un paso a la vez", se animó. "Cada desafío es una oportunidad para aprender. No hay marcha atrás ahora."
Se adentró en la espesura del bosque, dejando atrás el refugio que había sido su hogar durante tanto tiempo. Cada sonido, cada movimiento a su alrededor era un recordatorio de que el mundo en el que había aterrizado era tan impredecible como hermoso. Mientras avanzaba, las sombras de los árboles se alargaban y el aire se volvía más frío, marcando el inicio de su nuevo viaje.
"Bien, no es momento para dudar", se dijo mientras avanzaba. "El futuro me espera, y estoy listo para enfrentarlo".
Así, con un último vistazo hacia el refugio que dejaba atrás, se lanzó hacia el norte. Sabía que este viaje sería crucial para su supervivencia y que cada desafío que enfrentara en el camino lo llevaría más cerca de las respuestas que había estado buscando durante tanto tiempo.